No todo está perdido

Luis Rivaya

Luis Rivaya

Era adolescente, tenía pandilla y creo que no había cumplido quince años todavía cuando vi aquella película titulada “Rebelión a bordo” en uno de los cines del barrio. Durante la travesía de aquel barco por los mares del sur el cruel Capitán Bligh se las hizo pasar más que canutas a una tripulación angustiada que terminaría por amotinarse.

Películas como aquella y otras como “Al este del Edén” y “Rebelde sin causa", despertaron en mí una cierta adicción al llamado séptimo arte como premonición sobre lo que sería mi futuro profesional.

Pues bien… Como en la película protagonizada por Marlon Brando, Trevor Howard y un joven Richard Harris, los maliayeses también nos hemos amotinado para rebelarnos contra el dolor, con pena y con rabia a lo largo de tres días que han teñido de tristeza y luto a nuestros corazones y también a nuestros pomares, sidra y prensa escrita por decirlo metafóricamente.

En un suspiro Villaviciosa ha perdido a varios vecinos que eran personas conocidas y respetadas por todo el concejo. En apenas setenta y dos horas fuimos devastados por una tempestad convertida en un tsunami de muerte  que dejó rotas a tres familias vecinas. Un tsunami que llegó a traición como las olas de los mares embravecidos: en cadena y sin pausa lo cual provocó también una especie de motín y rebelión espontánea de muchos ciudadanos tras recibir tres malísimas y consecutivas noticias.

Con sólo 69 años el pasado sábado 28 de enero falleció la empresaria Consuelo Busto Alonso, directora general de Sidra Mayador, ubicada en el polígono de La Rasa. Por mi trabajo, pude compartir con ella muchos momentos (reuniones y eventos), encaminados a la promoción de la sidra que era la gran protagonista. Todo empezó en 1999 cuando me encontraba contratado en las Fiestas de Nuestra Señora de los Llanos, en la Feria de Albacete y me topé con el stand de Mayador que daba a conocer nuestra bebida a base de escanciar ‘culetes’ a los manchegos.

También recuerdo ahora como se reía en ese pueblo ejemplar que es Poreñu por el susto que se llevó con caída incluida y sin consecuencias el entonces muy popular Carrasco, viendo desde desde su balcón una carrera de autos locos en la que también estaba grabando. Consuelo Busto, madre de Verísimo, plantó cara desde el primer momento a esa tan maldita enfermedad (y sé muy bien de lo que hablo), pero desgraciadamente el cáncer le ganó la batalla.

Y casi sin reaccionar nos llegó a todos un segundo mazazo: murió Tino, el de la Librería Tristana, el del kiosko de la calle Magdalena y al parecer a raíz de una caída por las escaleras que sufrió no hace mucho.

Conocí la noticia mientras apuraba un café cortado y no me entraba en la cabeza.

Jubilado y con 70 años Constantino García López “Tino”, viudo de Mari Nieves Roza, se había pasado media vida llevando en persona y a domicilio la prensa escrita solicitada por sus clientes fijos que estaban repartidos por toda Villaviciosa… A nivel personal y gracias a la colaboración que me prestó en 2013, “Desnudo Integral”, mi biografía recogida en ese mi primer libro se mostraba a cuantos pasaban por delante del escaparate de su establecimiento en donde también se podía adquirir.

Nos ha dejado una persona a quienes muchos vecinos la definen como toda una institución: Tino “El Tristanu”. Un hombre peculiar y carismático con una ideología clara que no ocultaba a nadie. Una persona que animaba a leer a cuantos pasaban por su pequeño negocio. Sus hijos Luis y Pablo siempre van a estar orgullosos de él.

Pero aún nos quedaba un tercer y muy amargo trago. Sin recuperarnos y con la sensación de que una maldición o plaga había caído sobre nuestro pueblo, pocas horas después del funeral de Consuelo y la pérdida de Tino se producía en La Peruyal el trágico accidente de tractor que acabaría con la vida de un matrimonio súper querido por todo el mundo. Javier Estrada Rodríguez y su esposa María Luisa Sariego Martínez, octogenarios ambos, han dejado este mundo ‘trabayando’ juntos en lo que más querían: su amor por el campo y las tareas de labranza. Es lo que nos queda a cuantos les conocieron y puedo decirles que, personalmente,  a Javier me ha costado decirle adiós por conocerle bien ya que era tío de Jose Estrada mi cuñado. Era un hombre al que admiraba por su tremenda vitalidad y bonhomía. Siempre entregado y dispuesto a ayudar a todos sin rechistar ni poner a nadie mala cara. Era una enciclopedia del mundo rural; una delicia verle feliz mientras hacíamos sidra en el pequeño llagar que hay en casa. Un hombre solidario con todos y muy trabajador.

Durante dos días el tanatorio de la Villa estuvo colapsado. A Javier y María Luisa les quería todo el mundo. Juntos han vivido y juntos seguirán viviendo  como se dijo en la iglesia prerrománica del pueblo de San Andrés de Bedriñana en donde no cabía ni un coche más el pasado miércoles desde casi una hora antes del multitudinario entierro.

Fue un desgraciado accidente quién acabó con este matrimonio ejemplar. Su hija María Esther y familia siempre guardarán el recuerdo de todo un concejo volcado en el último adiós a sus padres. Una despedida que ponía fin a una increíble y triste racha que ha tenido a Villaviciosa sumida en un auténtico valle de lágrimas en el que los vecinos, pese a la frialdad y pasotismo del mundo de nuestros días,  supieron rebelarse unidos frente al infinito dolor de tres familias…

Dicen muchos en las redes sociales que de la manera que vamos nos extinguimos… Pero pese a que “El mundo esté loco, loco, loco” (otra película protagonizada por Spencer Tracy en 1963), creo que todavía no todo está perdido.