Llanes / Cudillero,

María TORAÑO /

Emilio G. CEA / I. PULIDO

Los cinco tramos en obras de la Autovía del Cantábrico languidecen desde hace meses, con una actividad bajo mínimos que augura nuevos retrasos a los ya acumulados. De Unquera a L'Arquera, en el oriente asturiano, al tramo Tapia-Navia, pasando por el que debe discurrir entre Muros de Nalón y Las Dueñas y el que unirá Otur y Villapedre, los trabajos o no van o lo hacen muy despacio y sin visos de que se aceleren.

Por partes. El subtramo Unquera-Pendueles lleva paralizado más de un año, desde el verano de 2010. El que discurre entre Pendueles y L'Arquera avanza, pero a un ritmo muy lento. En el subtramo Unquera-Pendueles, los trabajos se suspendieron por un problema de derrumbes en la bajada desde la localidad de El Peral hasta Bustio y la empresa adjudicataria solicitó la modificación del trazado a Medio Ambiente. El Ministerio dio de paso esa modificación en junio de 2010, apenas unos metros para evitar los desmontes. Hay una partida de más de 20 millones de euros para este año que apenas se tocó.

En el otro subtramo -de Pendueles hasta el cruce de L'Arquera- se está trabajando con muy poca maquinaria y donde más movimiento se ve es cerca de Vidiago, donde a principios de este mes se llevaron a cabo varias voladuras que incluso causaron retenciones en la carretera de Santander (N-634).

También en la zona donde concluye la autovía, bajo el puente de Parres, se ha trabajado de forma importante hasta la semana pasada. Sin embargo, el cruce de L'Arquera sigue exactamente igual que cuando se reabrió al tráfico en julio de 2010, a pesar de los continuos rumores de este verano sobre su posible cierre para concluirlo. Otro punto con obras es el enlace de San Roque de L'Acebal, aunque esta intervención no pertenece estrictamente a las obras de la autovía.

Entre Bustio y Pendueles, las obras no se mueven desde hace meses. Junto al andén de la nacional una malla de plástico naranja de un metro de altura delimita varios puntos entre La Franca y El Peral, por donde antes entraban y salían camiones y todo tipo de maquinaria.

El paisaje muestra a día de hoy una enorme explanada donde no hace mucho maquinaria pesada sacaba, apisonaba y removía toneladas de tierra. Tan sólo de vez en cuando algún ingeniero se deja caer por la zona con un teodolito para hacer mediciones. En eso se ha quedado la obra en el tramo de la Autovía del Cantábrico entre Unquera y Pendueles a su paso por el concejo de Ribadedeva. Los lugareños aseguran que las obras están totalmente paralizadas desde hace más de un año. Y que el número de obreros nunca ha estado por encima del medio centenar, ni siquiera al principio.

En el tramo Muros-Las Dueñas, el paisaje no es mucho mejor. Tras los parones de finales de verano de 2010, hubo un nuevo impulso a partir del invierno. Ha habido algún avance, como la ejecución del viaducto de El Manto, donde el andamiaje llegó incluso a ser retirado por completo y reinstalado apenas semanas después.

Y también en el viaducto de Somao y en las inmediaciones del nuevo puente de la Concha Artedo. Esta faraónica construcción, que ronda los 110 metros de altura, y que fue objeto de una «inauguración» el pasado mes de julio, ha sido asfaltada recientemente y, a día de hoy, se trabaja en el desmonte del tramo localizado en su extremo occidental. En cualquier caso, hay obra para rato.