Oviedo, Eloy MÉNDEZ

El consejo rectoral de la Universidad de Oviedo decidió ayer destituir a Eusebio González como gerente de la institución académica días después de que un anónimo remitido a la comisión de investigación del «caso Marea» en la Junta General del Principado le vinculase con empresas de la trama de corrupción en la que están implicados altos cargos del Gobierno autonómico durante el mandato de Vicente Álvarez Areces. La decisión llega tras un mes de intensa polémica por la subida salarial del ahora depuesto, que acabó por renunciar a dos pagas extra ante las presiones contra su mejora y admitió revisar su contrato, que preveía una indemnización de seis meses de sueldo por año trabajado durante el primero y de cuatro meses por ejercicio a partir del segundo.

Eusebio González vivía en el ojo del huracán desde hace semanas y las polémicas que le rodeaban se habían convertido en un serio problema para la imagen pública de la Universidad de Oviedo. Su nombre apareció en el sumario de instrucción del «caso Marea» desde un primer momento, al figurar en la transcripción de las grabaciones telefónicas que la Policía realizó a Víctor Muñiz, uno de los implicados, como propietario de la empresa Igrafo. Sin embargo, el juez Ángel Sorando renunció a imputar al gerente, al descartar que existieran pruebas que certificasen que había obtenido dádivas por haber aprobado la adquisición de material para varios centros.

Pero el anónimo recibido hace unas semanas por Ignacio Prendes, portavoz de UPyD y presidente de la comisión de investigación parlamentaria, volvió a situar a González en primera línea de la investigación. El diputado anunció que la Junta remitiría ese escrito a la fiscalía, para que estudiase si revelaba algún tipo de actividad delictiva. Aunque no hizo público el contenido, algunas fuentes políticas han señalado que el texto recoge cuatro facturas que desvelan el pago, por parte de Igrafo, de unas obras en el chalé que el gerente tiene en la urbanización «Cuetu Pipe», ubicada en la localidad llanisca de Celorio. La suma de los diferentes arreglos en la vivienda unifamiliar superaría los seis mil euros. Además, el documento podría advertir de que los contratos de varios concursos públicos en la Universidad tan sólo se adjudicaron a empresas satélite de Igrafo. De ser todo cierto, podría quedar demostrado un trato de favor hacia esta sociedad por parte del gerente a cambio de recibir favores personales.

Estos persistentes rumores y el avance de la investigación de la fiscalía empujaron ayer al Rector a cortar de raíz el problema. Vicente Gotor anunció la destitución de González a los miembros de su equipo durante una reunión ordinaria del consejo rectoral, a la que no acudió el afectado por encontrarse de baja laboral tras someterse a una intervención quirúrgica. De todas formas, la Universidad esperará hasta hoy para hacer oficial la medida, que llega un mes después de la intensa polémica creada por la frustrada subida salarial del afectado.

Eusebio González había renovado su contrato en abril de 2012, tras la reelección de Gotor como rector, con una subida salarial de 79.800 a 88.200 euros, gracias a dos pagas extra. Esta partida provocó el malestar de varios miembros del consejo de gobierno de la institución académica durante la sesión del pasado 4 de enero, que debía aprobar los presupuestos para este año. Tras varios días de presión por parte de diferentes sindicatos y colectivos sociales, el gerente renunció finalmente a la mejora y aceptó revisar las condiciones de su acuerdo.

El contrato recogía una generosa indemnización en caso de despido, de seis meses por el primer año trabajado, tal y como informó este diario. Una cláusula que varios representantes de los trabajadores calificaron de ilegal en virtud de la última reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy, que prohíbe este tipo de «blindaje» para los funcionarios que ocupen cargos de alta dirección. Ahora falta por saber si, finalmente, se ejecutará esta compensación.

Lo que está claro es que González ya no tendrá que renegociar nada. Su repentina salida de la gerencia, a la que llegó en 2008, supone uno de los momentos más delicados del mandato de Gotor, que debe lidiar con los duros recortes que sufre la institución docente e investigadora y que se ha visto obligado a prescindir de uno de sus más próximos colaboradores por las dudas sobre su gestión. El destituido tendrá que regresar a su plaza de funcionario, como miembro de la plantilla administrativa, a la que llegó hace décadas, tras licenciarse en Ciencias Económicas y dar clase durante varios años. Toda una vida ligada a la Universidad que ahora queda ensombrecida por su destitución. Y a falta de conocer todavía si tendrá que enfrentarse a consecuencias judiciales.