La sala de lo contencioso administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Asturias ha condenado a la Consejeria de Salud al pago de 137.000 euros a la familia de la niña de 13 años, vecina del barrio del Cerillero de Gijón, que falleció en septiembre de 2012 a consecuencia de la administración de la vacuna del papiloma humano. El tribunal constata la deficiente asistencia sanitaria ofrecida a la menor en los hospitales de Jove y Cabueñes, un error de diagnóstico con pérdida de oportunidad que llevó a la muerte a la niña.

La menor, Andrea, sufría de asma bronquial desde los 18 meses, y recibía medicación desde 2001. Además estaba recibiendo un tratamiento con la hormona del crecimiento. El 23 de julio de 2012, se le administró una primera dosis de la vacuna Gardasil. El día 31, la niña sufrió una crisis de asma por la que acudió primero al hospital de Jove y luego al de Cabueñes. El 23 de agosto se le administró una segunda dosis de la vacuna. Ocho horas después, cuando paseaba por el barrio del Cerillero, Andrea sufrió una nueva crisis de asma, con convulsiones. Fue trasladada a HUCA, donde el 31 de agosto de 2012 sufrió una parada cardiorrespiratoria en el contexto de la crisis asmática que la aquejaba.

La sentencia del TSJA establece que los hospitales de Jove y Cabueñes no diagnosticaron la patología antes de que se le suministrase la segunda dosis de la vacuna. El tribunal defiende no obstante la administración de esta vacuna, muy criticada desde algunos ámbitos que le atribuyen decenas de miles de reacciones adversas e incluso más de 300 muertes.

En el fallo ha tenido un peso decisivo el resultado del algoritmo de Krach y Lasagna, que establece que la administración de la segunda dosis de vacuna hubiese causado la muerte de la menor en una probabilidad muy alta.

Según el abogado de los padres de la niña fallecida, Fruela Río, los médicos deberían haber realizado una prueba de Papanicolau para determinar si era necesaria la vacuna en este caso. En el juicio, la administración se acogió al hecho de que la vacuna está perfectamente avalada por las agencias del medicamento de todo el mundo, y negó un nexo causal entre el fallecimiento y la asistencia recibida por la niña. Pero el tribunal ha puesto las cosas en su sitio.