Luanco,

Illán GARCÍA

Javier Rodríguez Sirgo (Luanco, 1959) atiende a LA NUEVA ESPAÑA en una terraza de una cafetería de Luanco. Se enciende un cigarro y comienza a charlar sobre su villa natal. El presidente del club Náutico de Luanco está satisfecho con la hazaña de sus remeros ya que se han hecho con el campeonato de Asturias. Con esta entrevista, este periódico continúa con su serie «Luanquinos» mediante la que caras conocidas de la capital del concejo exponen sus vivencias en la villa marinera.

-¿Qué es Luanco para usted?

-Es un lugar muy importante, no, importantísimo para mí. Nunca me gustó viajar salvo con el fútbol y con las regatas. Pese a todo, siempre quería volver. Luanco es principio y final, la base de operaciones a la que siempre quiero llegar cada tarde-noche, cuando vuelvo de trabajar de Avilés.

-¿Cómo era cuando era un crío?

-Íbamos descalzos a la playa y sin toalla ni nada, solo el trajebaño. Jugábamos al fútbol y cogíamos moranates (un tipo de cangrejo) en el puerto y las típicas tonterías de crío, con poco éramos felices.

-¿Y cómo ve a este pueblo en la actualidad?

-Lo veo con cierto pesimismo ya que las cosas están mal. Y eso me vale para hablar tanto en general como de Luanco. Aunque me niego a creerlo. Hubo gente que se creyó que era hijo o pariente de un banquero. Sobre Luanco, durante el verano hay alegría pero en invierno, todo es más difícil. Hay que buscar alternativas.

-¿Qué le ha fallado a Luanco?

-Ya cesó la construcción y la pesca está machada con impuestos, Luanco ha de apostar por ser una villa turística, pero, por ejemplo, el clima del invierno no ayuda. Luanco perdió varios trenes desde principios de siglo. Valga la redundancia, uno de esos trenes fue el ferrocarril, el «Carreño». Haber perdido eso fue esencial para su desarrollo. Tras tantos años de espera, ahora tenemos un puerto de abrigo ya que el muelle viejo data del siglo XVII. Creo que otros pueblos fueron más listos que nosotros.

-¿Y qué le depara el futuro a esta villa?

-Ojalá nos toque la lotería y la empresa de eólicos que pretende instalarse en el concejo lo haga pronto y, pese a que pueda tener una parte negativa, generará un impacto económico y atraerá a otras empresas. No puedo hablar de Luanco sin hablar de Gozón y de la comarca. Creo en el sentido comarcal de Luanco, aún recuerdo cuando iba con mi abuelo al mercado de Avilés, que estaba en El Carbayedo.

-¿La salida de Luanco a esta crisis pasa por el turismo?

-Cuando hay crisis, dicen que se agudiza el ingenio. Pues habrá que aprovecharlo. Estos procesos nos enseñan a valorar más las cosas. Tenemos que ver más allá de localismos, eso es tribal y, ayudarnos entre todos.

-Si tuviera que quedarse con algo de esta villa

-La verdad es que Luanco es guapo de por sí, pero de eso no se vive. Tuvimos suerte de poder contar con esta franja costera. Me quedaría con el potencial cultural y deportivo de Luanco, que ayuda a promocionar el pueblo.

-¿Habla del club Náutico, del Marino y de «El León de Oro»?

-Sí y del tenis-playa, que tiene una proyección internacional. Esta villa de cinco mil habitantes tiene un club de fútbol en la Segunda División B nacional, el coro «El León de Oro» tiene un gran prestigio en concursos internacionales, tenemos piragüistas olímpicos y los remeros, compiten con valentía por la costa cantábrica. Podemos comparar Luanco con cualquier otra villa costera de similares características y compararlas para comprobar el potencial de esta villa. El Museo Marítimo también es digno de mención, ojalá supere sus dificultades. Quiero destacar además el cariño y la labor de sus trabajadores para sacar adelante a este centro.

-¿Y defectos?

-No es tiempo de negativismos y críticas, tenemos que arrimar más el hombro. Lo más importante es conocer el origen de este pueblo marinero y agrícola y mostrárselo a las nuevas generaciones. Las fiestas perdieron su componente tradicional en los últimos tiempos, pero ahora hay un colectivo de gente joven que las quiere recuperar, por eso pienso que hay que confiar en los jóvenes.