Los contratos de la Mancomunidad del Cabo de Peñas, que integran los concejos de Carreño y Gozón, se encuentran paralizados, hasta que se resuelva en las próximas semanas el futuro del ente. Los contratos de todas las empresas que prestan su servicio en la piscina de la Mancomunidad en Antromero, excepto una, ya han expirado, pero aún no se ha procedido a su renovación o resolución, toda vez que la propuesta de uno de los dos Ayuntamientos, el de Gozón concretamente, pasa por efectuar el cierre de la instalación sábados por la tarde y domingos, tal y como ha anunciado su gobierno.

Las empresas siguen prestando sus servicios, fruto de la «profesionalidad» que desde el centro se ha señalado como «vital para mantener la piscina entre las mejores de Asturias», a pesar de que muchas de ellas acumulan meses sin cobrar por las dificultades económicas por las que pasa la Mancomunidad. Y sus contratos no serán renovados hasta que no se conozca de forma segura si la piscina abrirá o cerrará durante los fines de semana, ya que eso afecta al número de horas que los trabajadores deberán dedicar.

Estos contratos con empresas de servicios suponen el funcionamiento básico del centro, ya que se encargan de las tareas de mantenimiento, control, socorrismo e incluso de los cursos que se imparten en el centro.

La decisión sobre estos contratos está, por tanto, pendiente de que Carreño acepte o rechace la modificación que del ente supramunicipal pretende llevar a cabo Gozón, y que afecta, además de a la piscina, a otros servicios, tales como la agencia de desarrollo local, la oficina técnica o la oficina de consumo.

La decisión podría quedar tomada a finales de este mes, toda vez que los grupos políticos en Carreño ya han sido convocados para debatir el proyecto reformista de Gozón, que quiere reducir a la mitad el coste mensual que Cabo Peñas le supone a cada ayuntamiento, y que pasa de los 30.000 euros.