Panicera (Grado),

Lorena VALDÉS

«Tenía ya casi la maleta preparada para ir tres años para Villabona porque los vecinos me habían metido el miedo en el cuerpo, pero al final tuve suerte y los calzoncillos pudieron secar bien en el tendal». Joaquín González Menéndez, el vecino de Panicera (Grado) de 78 años que llevaba toda su vida conduciendo sin carné y fue condenado este jueves a 20 días de trabajos comunitarios tras ser detenido por la Policía Local, no pierde el sentido del humor a pesar de haberse llevado el susto de su vida. «Nunca anduve a lo loco, siempre fui muy cauto y prudente al volante, incluso a veces cuando veía venir un coche enfrente aparcaba en la cuneta hasta que nos cruzábamos para evitar un encontronazo», relata el vecino moscón.

Joaquín González usaba su coche, un Opel Corsa Swing de color rojo de segunda mano que compró hace 15 años, para ir a comprar, hacer gestiones o a ver a su madre, de 103 años, a Grado desde Panicera. «Aprendí a conducir en las caleyas de mi pueblo cuando no había más que tierra y baches, y saber andar con el tractor también me ayudó mucho a defenderme al volante», sostiene el hombre, que reconoce que llegó a tener en casa los libros de la autoescuela para preparar el examen de conducir, pero que fue «incapaz» de estudiárselos.

El vecino de Panicera, un pueblo de 14 vecinos ubicado a 12 kilómetros de la capital del concejo, no quiere más problemas. Por eso ha decidido vender su vehículo por 600 euros. «Vinieron a verlo y me ofrecieron 20.000 duros por él y cerramos el trato, pero ahora hace falta ver si vienen a soltar los cuartos», comenta Joaquín González con cierta tristeza por tener que deshacerse de su medio de transporte, que no dudaba en prestar a sus vecinos cuando lo necesitaban.

Muy activo, este moscón no quiere resignarse a estar todo el día metido en casa «porque eso sería casi casi como estar en la cárcel». Por eso su deseo es comprarse un coche de los que no precisan carné para circular: «Lo quiero en un color llamativo, el más moderno». Y añade: «El problema es que son muy caros, valen cerca de dos millones y medio de pesetas, y no me alcanza el presupuesto. Me faltan los cuartos. A ver si con esto de que ahora soy famoso hago unos platós como la Belén Esteban y saco para él». Tras una vida conduciendo, pero sin carné, el vecino de Panicera confiesa que nunca pasó con su vehículo más allá de la villa moscona. «Solía aparcar el coche a las afueras e iba caminando al centro para no arriesgarme. Pero el otro día pasé por delante del Colegio Virgen del Fresno cuando salían los guajes de clase y me pilló la Policía, no tuve picardía», afirma sincero el hombre, sin perder la sonrisa.

Aunque apenas lleva una semana sin coger su coche, Joaquín González ya echa de menos poder desplazarse en su Corsa. «Para ir a un entierro tuve que caminar el otro día 16 kilómetros entre ida y vuelta. Si estuviera gordo me vendría bien el ejercicio, pero ¡yo no tengo colesterol que echar fuera!», bromea.

El moscón también suspira por echar la partida de vez en cuando con los amigos y afirma que no le gusta tener que estar «pidiendo favores» a los vecinos todos los días para que lo lleven de un sitio a otro. «¡Esto no es vida!», sentencia.

Con todo, Joaquín González asegura que prefiere ocupar la plaza de copiloto en los coches. «Conducir no era lo mío. Lo que pasa que la necesidad obliga», concluye resignado sin poder evitar manosear las llaves de su Opel.