Hablar donde todos callan es el peor de los negocios

Decir la verdad no es el mejor negocio en tierras donde rige el silencio. En Sicilia, cuna de la Cosa Nostra, al silencio impuesto se lo llama «omertá» y, por supuesto, violarlo es atraer peligros sin fin.

Agata Avolio era una siciliana normal -bueno, casi; trabajaba como investigadora en una fábrica de pesticidas- hasta que un brutal impacto en la cabeza le hizo olvidar todo lo anterior. Y empezó a decir la verdad. Como puede imaginarse, las consecuencias no serán agradables para ella ni -lo que es más relevante- para los varones de su familia, que tanto han contribuido a recordarle que los mejores labios son los que no se despegan.

Lavagnino, de profesión parasitóloga, dio el campanazo en 2001 con esta historia donde la realidad parece una fantasía pasada por un tamiz policial. Y dejó impresionado al mismísimo Sciascia, quien no dudó en ser su valedor.

Un viento inteligente desde el cubo de la basura

Para quienes hayan leído sus prosas, transitar el universo poético de Bukowski (1920-1994) resultará una experiencia familiar. En efecto, el lector de sus poemas se sentirá en territorio conocido: sobresaltos y reflexiones con sentido del humor y muchas dotes para alzar el hocico por encima de las bocas de cualquier fosa séptica.

Como en su prosa, la diferencia con los esforzados «notarios» de la realidad es notable: Bukowski no vomita su existencia ni la taquigrafía. La destila por las hojas de un árbol neuronal que, además de alcohol, ha recibido por alimento toneladas de literatura.

Los placeres del condenado es la más extensa antología de su poesía y estuvo a cargo de una persona de toda su confianza. Entre sus líneas puede leerse: «Cuando estás en la calle / te das cuenta de que / todo / tiene propietario y / todo/ está bajo llave. /... / En cualquier caso / es / helador / el viento.

Los contornos imprecisos de una historia al límite

Esto pasa pocas veces, por desgracia: el lector avanza por las páginas de Lulu y, aunque se va haciendo una idea de lo que ocurre en sus líneas, no acaba de dibujarse del todo en la mente los contornos de una historia que, por su riqueza, se le escapa en parte. Y tiene que seguir leyendo...

En cualquier caso, al final encajan todas las piezas que el autor ha querido y los flecos sueltos no son sino aperturas hacia un exterior que los lectores deben cabalgar a su aire.

Una experiencia homosexual traumática, una cabeza que enferma a temporadas, el temor a terribles recaídas, el fantasma del doble. Son algunas de las líneas maestras de una gran novela. Salida de la pluma del que hoy es considerado el auténtico rey de la narrativa rumana, Lulu es una obra que arrastra al lector, más incluso que por su trama, por la pura fuerza motriz de un texto autogenerado con maestría.

Tres novelas románticas con la mujer como eje

Si tenemos en cuenta que Vindicación de los derechos de la mujer es la obra que ha elevado a Mary Wollstonecraft (1759-1797) a los altares de los estudios de género y que su hija, Mary Shelley (1797-1851), es la autora de Frankenstein, habremos trazado con precisión los contornos de las tres novelas que Nórdica reúne en un volumen sin precedentes: la identidad femenina, vista desde una perspectiva subjetiva, pero también social e inscrita en un marco romántico.

Mary o los agravios de la mujer es una de las primeras tentativas de retratar el calvario de una mujer intelectual, mientras que Maria es un retablo de las situaciones de mujeres de diferentes clases. La aportación de Mary Shelley, Mathilda, gira en buena parte en torno a un caso de incesto. El volumen se enriquece con una esclarecedora introducción de Janet Todd.