"Queremos pagar". La postura de los clubes es clara y quieren dejar constancia de que, en ningún caso, su intención pasa por eludir sus obligaciones con el fisco. Como muestra de su voluntad, esgrimen el severo control impuesto por la Liga de Fútbol Profesional y el rigor con el que se está ejecutando, impidiendo a clubes realizar fichajes (caso del Sporting) o limitándoles incluso el número de licencias profesionales (como le sucedió al Zaragoza) con lo que la deuda se ha reducido en más de 200 millones de euros en dos años. A partir de ahí, los clubes piden a la Agencia Tributaria que flexibilice la tajante política impuesta en los últimos meses y que se avenga a negociar aplazamientos con garantías de cobro que den viabilidad a los clubes y permitan recaudar a Hacienda. Estas son las principales conclusiones de las dos jornadas de reuniones celebradas en Madrid de la Liga de Fútbol Profesional y del G-37 a las que asistió el director general del Sporting, Alfredo García Amado.

Hay una guerra abierta entre el fútbol y la Agencia Tributaria, que personifican Javier Tebas y Soledad García. Mientras el organismo fiscal respalda a su directora de recaudación y puntualiza que la política impuesta es una decisión estructural y no personal, el fútbol amenaza con plantarse. Javier Tebas ha movilizado a sus clubes de más confianza para orquestar un ataque a nivel local y nacional. Si esto no funciona y Hacienda mantiene su postura de no sentarse a negociar y de no aceptar aplazamientos, los clubes amenazan con un plante.

"Es una posibilidad real que se ha puesto sobre la mesa", confirmaban ayer fuentes de la Liga consultadas por este periódico. Y es que la patronal del fútbol está muy implicada en las dos vertientes de este asunto. Por un lado, en sanear el fútbol, para lo que ha impuesto unas estrictas medidas de sanción que impiden a los clubes gastar en su plantilla deportiva un dinero desproporcionado.

Los clubes no esconden la necesidad de que el fútbol se ponga al día con Hacienda y para ello han diseñado un plan de saneamiento a medio plazo. Lo que según ellos es inviable, es ponerse al día en un solo ejercicio.

El caso puntual del Sporting tiene mucho en común con el de otros equipos. Los rojiblancos afrontan antes de final de año un pago a Hacienda de 5 millones de euros, por las fichas y los impuestos de futbolistas del curso anterior, a los que hay que sumar los impuestos ordinarios generados en este ejercicio. El club ha mantenido contactos para intentar conseguir un aplazamiento que le permita garantizar su viabilidad y poder hacer frente a los pagos, una postura que se no acepta. Los problemas para el Sporting comenzaron cuando su expediente, como el del resto de equipos, se trasladó de la delegación de Hacienda en Asturias a la de Madrid.

El descenso a Segunda fue el lastre que llevó al Sporting a esta situación. El primer año, el club destinó el dinero procedente del fondo de compensación al descenso a saldar parte de la deuda con Hacienda. No lograr el ascenso ese año fue la puntilla definitiva. El club no redujo el gasto en su plantilla deportiva en la misma proporción que menguó su presupuesto y se quedó sin la compensación al descenso. Ahí se generó el agujero que ahora le asfixia.