R. V.

A Balbino Méndez del Valle, o simplemente Balbino, la muerte se lo llevó el pasado mes de marzo pero dejó el recuerdo de «un gran deportista y un gran empresario reconocido por sus empleados, clientes y competidores; un magnífico vecino y un hombre de bien», como se justifica en el documento municipal que aprueba la concesión a título póstumo de la medalla de plata de la Gijón. Nacido en Ortiguera (Coaña) en 1950 se trasladó muy joven al barrio de La Calzada.

Su pasión por el deporte, y más en concreto por el fútbol, le llevaron a ser jugador y mecenas. Logró ser campeón con el Veriña durante dos años del torneo de barrios y, tras finalizar su etapa como juvenil, fichó por el fiial del Sporting de donde marchó cedido al Gijón Industrial. Balbino fue el autor del primer gol de la historia del club. Su carrera como futbolista le llevó al Villarreal, Benicarló, Portuense, Europa de Barcelona, Marbella, Lugo y Turón.

Ya apartado del fútbol activo comenzó a trabajar en 1977 en Sutil para trasladarse al concesionario Seat Asturias-Motor en 1983 y ser nombrado en 1996 gerente de Asturwagen. Su labor empresarial no le hizo olvidar su pasión por el fútbol convirtiéndose en uno de los grandes apoyos de los equipos de fútbol base como patrocinador. Apostó también por el apoyo a otros deportes menos mediáticos en sus orígenes como los bolos, el atletismo, el automovilismo, el golf, la hípica, la pesca y el ajedrez. Para todos tuvo tiempo y dinero.