Todos los días me acuerdo de ti. Amigo Balbino, ya hace un año que no estas aquí y me parece imposible que ya hayan pasado 365 días.
En uno u otro momento necesito hablar contigo y aunque a quienes ahora estén leyendo este texto pueda llegar a parecerles raro, que sepan que lo hago.
Sigue estando en mi guía de teléfono el tuyo, y por eso sigues al tanto de todo lo que ocurre por aquí abajo. Como ya te conté, parece increíble la cantidad de amigos que dejaste, y a muchos de ellos les pasa algo parecido a lo que me ocurre a mí.
El pasado 13 de febrero se bautizó tu nieto Yago y en tu ausencia tuve el privilegio de ser su padrino. No te puedes imaginar la ilusión que me hizo ejercer como tal.
Hoy, domingo, a la una, estaremos en la iglesia de Fátima de La Calzada si no todos, casi todos, recordando anécdotas y vivencias que nos ocurrieron contigo (y que no son pocas).
Balbo, hoy nos vemos.