R. GARCÍA

La Policía Nacional detuvo el pasado viernes a un vecino de la ciudad acusado de amenazar con un hacha al cliente de un bar situado en la carretera del Obispo, con el que había discutido pocos minutos antes.

El suceso tuvo lugar alrededor de las 19.15 horas. Después de que víctima y agresor mantuvieran una fuerte discusión, el ahora detenido abandonó el local, para regresar poco después con un hacha en la mano, que esgrimió contra el cliente con el que había discutido y contra la encargada del establecimiento. El denunciante logró quitarle el arma al gijonés, que se encerró en el baño. Y allí le encontraron los agentes del Cuerpo Nacional de Policía, que tuvieron que desplazarse en varias patrullas hasta el lugar para llevar a cabo su arresto. El acusado contaba con antecedentes policiales.

La citada detención se produjo dentro del dispositivo fin de semana que cada noche de viernes y sábado ponen en marcha las fuerzas de seguridad. La Policía Nacional identificó además dentro de este dispositivo a 145 personas, siendo cuatro de ellas detenidas.

En la madrugada del domingo los agentes «pillaron» in fraganti a dos jóvenes de origen rumano que intentaban manipular dos teléfonos móviles que acababan de robar en un local situado en la calle Rodríguez San Pedro. Uno de los arrestados intentó huir en cuanto se percató de la presencia policial, mientras que el segundo pretendía camuflarse dentro de un local muy concurrido.

Por lo que respecta a la madrugada del lunes, la Policía arrestó a una joven gijonesa de 22 años a la que se acusa de amenazar a los agentes. La joven se encontraba «en estado de máxima excitación» en el interior de un bar «insultando y vociferando con otra mujer». Esa excitación acabó por volverse contra los agentes cuando intentaron calmarla, lo que provocó el arresto. Una hora más tarde, alrededor de las tres y media de la madrugada del mismo lunes, los funcionarios tuvieron que trasladar a la unidad de psiquiatría de Jove a un vecino de la ciudad que trató de herir a los agentes «con una sierra de calar», según informaron ayer desde la Comisaría. El acusado se había encerrado en su habitación, en una vivienda del barrio de Pumarín, y no quería salir. Cuando los funcionarios policiales accedieron al interior de la estancia el joven se enfrentó con ellos con una sierra que tenía enchufada a la corriente. Los agentes lograron reducirle «tras un intenso forcejeo».

Por lo que respecta a los controles de alcoholemia realizados por la Policía Local, se saldaron con cinco conductores detenidos y nueve denunciados.