«Alquiler de huertos desde 1 euro al mes. Cultiva y saborea tus propias verduras y hortalizas». El cartel puede leerse desde la carretera de Villaviciosa, junto a los terrenos de Cabueñes donde el Plan General de Ordenación (PGO), actualmente anulado, prevé un desarrollo urbanístico de 600 viviendas. Frente a las grandes operaciones residenciales como ésta, Eugenio Suárez Díaz y su hermana Felisa han encontrado otra forma de sacarle partido a la tierra.

Con su iniciativa, han conseguido salvar del abandono la parcela que heredaron de su padre en el límite de las parroquias de Cabueñes y Somió, muy cerca del acceso a la playa de La Ñora. Parte de la finca es edificable, pero «me gustó más la idea de alquilar el terreno para que la gente pueda cultivar su propia huerta a un paso del casco urbano», apunta Eugenio Suárez. Ahora que ya han pasado varios meses desde que se publicitaron por primera vez, puede decir que el balance de la decisión es positivo: «Ya hay más de 30 cultivos».

La parcela ocupa una hectárea. A partir de un mínimo de 25 metros cuadrados, se puede alquilar «lo que cada uno quiera». La renta mensual se calcula a razón de 1 euro por metro cuadrado. «Firmamos contratos de seis meses, prorrogables a un año», indica Eugenio Suárez, que al otro lado de la línea 654304756 explica con todo lujo de detalles las condiciones de arrendamiento: «Hay mangueras disponibles, la cabecera de cada huerto puede ser hasta de dos metros, entre cada cultivo la separación es de cincuenta centímetros, la parcela está cerrada, y a cada inquilino se le da una llave para que pueda entrar cuando quiera».

No sólo eso. Con el objeto de hacer más atractiva su oferta, «dotamos la finca de aparcamiento propio, hicimos un pozo con agua natural y, además, habilitamos un área recreativa» para disfrute exclusivo de quienes arrienden un pedazo de tierra en la propiedad de los hermanos Suárez Díaz. «Con el buen tiempo está viniendo mucha gente», aseguran, tras unos días de sol que alentaron el interés por una alternativa de ocio que cada vez tiene mayor demanda.

Lejos de lo que pueda parecer, esa demanda no sólo se nutre de personas que, ya jubiladas, buscan un entretenimiento con el que ocupar la tarde. «Estamos tratando con un montón de gente joven, lo que nos sorprendió bastante, la verdad, porque nosotros somos los primeros que contábamos con que estos huertos iban a interesar sobre todo a la gente de cierta edad, porque tienen tiempo y, además, saben trabajar la tierra», señalan. Pero, en contra de lo previsto, «nos encontramos con que la gente joven también busca actividades de este tipo».

Influye el hecho de que «cada vez haya más personas concienciadas en la alimentación saludable, que quieren consumir hortalizas y verduras cultivadas de forma ecológica, como se hace aquí», reflexiona Eugenio Suárez. Plantarlas uno mismo siempre es una garantía. «Además vienen con la familia, pasan la tarde o la mañana al aire libre...», añade para poner en valor la iniciativa que está tratando de consolidar junto a su hermana.

Los huertos de ocio no fueron la única opción que barajaron para rentabilizar la finca que su padre les dejó de herencia. Eugenio cuenta que «le dimos muchas vueltas al asunto. Primero pensamos en plantar arándanos, pero luego me eché atrás, porque el rendimiento iba a ser muy a largo plazo. También estudiamos la posibilidad de montar una empresa de caracoles, que ahora está bastante de moda. Pero, al final, tampoco nos decidimos por ella».

Los hermanos Suárez Díaz bucearon por internet en busca de ideas y experiencias empresariales que pudieran servirles de orientación. Hasta que «vimos lo de los huertos de ocio y nos pareció que podía resultar». No requiere grandes esfuerzos y ofrecen un servicio que tiene posibilidades de prosperar en tiempos de crisis. «Lo que uno cultiva ahorra de comprarlo», ponen de relieve, como un factor más a tener en cuenta.

Su parcela de Cabueñes se va llenando de huertos mientras en el entorno del hospital y del Parque Científico Tecnológico permanece en punto muerto una de las operaciones más polémicas del PGO que acaba de anular el Tribunal Superior de Justicia de Asturias. Eugenio Suárez Díaz considera que «ahora que el urbanismo gijonés está patas arriba y tan revuelto», alternativas como la que finalmente han elegido él y su hermana «son una buena forma de aprovechar una parcela» como la suya, para que no caiga en el abandono cuando la actividad inmobiliaria no resulta posible.