La nieve regresó ayer a Gijón y dejó una fina capa en los arenales del oeste de la ciudad. La llegada anunciada de la "Bestia del Este" alcanzó el mar, aunque solo por unas horas, y dejó algunos problemas en las zonas rurales situadas a más altitud, después de un invierno en el que las parroquias gijonesas apenas habían visto granizadas de forma puntual. Ayer en cambio la nieve cuajó y obligó a intervenir a la maquinaria municipal equipada para limpiar carreteras en algunos puntos elevados.

A lo largo de la mañana fue necesario actuar para despejar algunos viales en Fano, San Martín de Huerces y Baldornón, donde las acumulaciones fueron escasas pero "se actuó por precaución, sobre todo para facilitar el acceso a los domicilios más alejados", explicaba el concejal de Mantenimiento y Obras Públicas del Ayuntamiento de Gijón, Manuel Arrieta. De hecho, y ante las previsiones de mal tiempo, el consistorio había activado el protocolo de actuación en las zonas rurales, en las que también se almacena sal para hacer frente a las bajas temperaturas. "Apenas hubo problemas", destacó el concejal, toda vez que ya a media mañana comenzó a llover y la poca nieve que quedaba desapareció.

Fue a primera hora cuando más problemas se registraron en el tráfico, que llegó a estar cortado en la Autovía Minera en sentido Mieres. Patrullas de la Guardia Civil impidieron durante un tiempo circular a los vehículos que salían de Gijón por la peligrosidad de la calzada, en la que se había acumulado hielo y nieve dificultando la circulación. La zona del Alto de la Madera y de la salida hacia Anes, ya en el concejo de Siero, fueron las más perjudicadas al amanecer, por lo que se optó por cortar momentáneamente el tráfico en Mareo, desviando a los conductores por las carreteras secundarias.

En el mar la estampa fue llamativa pero duró poco. La playa de Poniente fue la más afectada por la nevada, con una fina capa a primera hora que muchos no quisieron perderse. Según discurrió la mañana fue desapareciendo rápidamente, al igual que la nieve acumulada en coches y tejados, o en zonas próximas al mar como en el caso de Jove.

Las temperaturas fueron gélidas: al amanecer se registraba un grado negativo en la estación meteorológica de Somió.