La crisis económica que atraviesa el país, sumada a la inestable meteorología reinante en la comarca del Oriente condenaron a la primera quincena del mes de julio a una de las peores de las últimas décadas para el sector turístico de la zona. Si me apuran, incluso se echó en falta aquel chiste que apuntaba al «turismo gasóleo» -camina mucho y consume poco- que no hace demasiado tiempo se oía por estos lares, previo al «desembarco» del siempre esperado mogollón sellero y agosteño.

La realidad es la que toca y los sufridos empresarios, abrasados con las constantes subidas de impuestos -directos e indirectos, todo hay que decirlo-, se las traen y se las desean para aguantar con sus respectivos negocios. Y más cuando el consumo se encuentra en verdaderos mínimos, tras el paso de la Eurocopa de marras. A cualquier viandante, sea local o foráneo, le puede llamar la atención la amplísima variedad de todo tipo de ofertas existentes en estos días de julio en cualquier punto de la comarca.

«El Oriente está saturado, pero de negocios». Así de contundente se explicaba, llena de demoledoras razones, una joven empresaria dedicada al alquiler de apartamentos turísticos en el área de influencia de los Picos de Europa, más concretamente en los alrededores de la ciudad de Cangas de Onís. Me viene a la memoria aquella farragosa frase que lanzaban a los cuatro vientos políticos regionales con mando en plaza, no hace mucho tiempo, al apuntar que la vertiente asturiana del parque nacional de los Picos de Europa estaba «masificada» de visitantes y se hacía necesario desviar ese flujo hacia otros lugares de Asturias.

Hoy en día, y con la que está cayendo, la ingente cantidad de hotelitos y hotelazos, casas de aldea, apartamentos rurales y demás establecimientos que fueron apareciendo como setas en la verde zona del Oriente, en pleno «boom» del gremio turístico, da la sensación de pasarlas canutas. Si no hace mucho dar con un menú del día, por ejemplo, en un restaurante no bajaba de los 12 euros en julio, ahora es posible encontrarlo por tan sólo 8, 9 o 10 euros. Y, pese a esos precios, tampoco se venden con facilidad por escasez de clientela. ¡Ay la crisis!

Algo similar ocurre con las siempre boyantes empresas de turismo de navegación, igualmente creadas a tutiplén, buena parte de las cuales está inmersa en una verdadera batalla de precios a la baja, algo impensable en anteriores épocas «doradas» del sector del turismo activo en la cuenca del Sella. Ante la floja demanda diaria -excepto fines de semana-, algunos empresarios asentados en la zona acaban de desencadenar una autentica guerra de ofertas para tratar de captar clientela en plena temporada para el citado sector y con el consiguiente malestar entre ellos.

La comarca del Oriente hace años que tocó techo en cuanto a la implantación de negocios vinculados al sector turístico. Duele decirlo, pero es la realidad. La apuesta por el sector turístico fue determinante, pero la situación ha dado un giro, digamos, radical. Algunas se las tienen y se las desean para mantener los puestos de trabajo originados. Ya no abundan aquellos pequeños anuncios demandando limpiadoras, camareros o ayudantes de cocina para la campaña veraniega. Las cosas pintan mal, con independencia del clima que se presente, y aún no se acaba de tocar suelo, en lo económico.

Otro ejemplo de lo que está aconteciendo en la primera quincena de julio en el área de influencia de los Picos de Europa lo tenemos en Covadonga, donde los grupos organizados que arriban al santuario con la intención de realizar una excursión a los lagos Enol y La Ercina cada vez son menos. «Si te llega un grupo de cuarenta o cincuenta personas, a lo mejor sube a los Lagos la mitad o quizás menos», asevera uno de los profesionales del volante encargados de lanzaderas turísticas, ajenas al plan de transporte a los Lagos, el cual se inició el jueves. Conste que los precios por usuario varían entre los 7,50 y los 12 euros, para trayecto de ida y vuelta.

La esperanza se centra en los meses de agosto y septiembre. Dos meses para intentar «salvar» todo un año. Poco importa a estas alturas si el perfil del turista que tendrá este destino asturiano es de «visitante gasóleo» o de clase media-alta. Las expectativas no son demasiado halagüeñas, ésa es la verdad, tanto aquí, en nuestra comarca del Oriente, como en otros puntos turísticos del país de la piel de toro. ¿Otra prueba más de lo que digo? El Ayuntamiento de Cangas convocó once plazas de vigilantes cobradores para los aparcamientos municipales y se presentaron 126 aspirantes, para una contratación laboral de un mes y medio. Sobran palabras.