D. O / S. C.

Santiago Calatrava (Valencia, 1951) es uno de los arquitectos de más prestigio internacional, pero sus diseños salen muy caros, sobre todo si se compara el precio final con el consignado antes de iniciarse los trabajos. Los sobrecostes de Calatrava son ya casi hasta un sello del arquitecto en la gran mayoría de sus obras, que casi siempre, salvo en el Palacio de Congresos que se ultima en Oviedo, son encargos de instituciones que se pagan con fondos públicos, donde el control del dinero se suele hacer más laxo.

Es especialmente llamativo el desfase producido en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, la tierra natal de Calatrava, que ha desembocado incluso en polémica política en las Cortes valencianas. El megacomplejo lúdico ha acabado por costar 900 millones de euros, casi el triple de los 311 millones presupuestados inicialmente. Sólo un ejemplo de las aspiraciones estéticas del arquitecto: modificó el ágora de la Ciudad de las Artes para habilitar unos urinarios por valor de dos millones de euros. En Venecia, el puente de Calatrava que cruza el gran canal de la ciudad italiana, y del que se ha dudado incluso de su seguridad, tuvo un desfase del 425 por ciento: se estimó un coste de 4,7 millones y acabó costando 20 millones.

En Oviedo, Calatrava diseñó el Palacio de Congresos de Buenavista para una empresa privada, Jovellanos XXI, de las familias Cosmen y Lago. Los diversos proyectos del arquitecto para la parcela del Vasco -un Palacio de las Artes, un Palacio Municipal o tres rascacielos- fueron fracasando uno a uno. En Buenavista las obras se presupuestaron en casi 80 millones de euros, y al final el Palacio costará, según datos de las empresa, unos 100 millones. Veinte millones de desfase que Jovellanos XXI achaca al largo proceso de construcción, que llega ya a los siete años, y al consiguiente encarecimiento de los costes de edificación y de los materiales, que Calatrava exige que sean de primera calidad, como los mármoles del Palacio de Buenavista. El control del gasto por parte de la empresa ha producido más de un encontronazo con el arquitecto, pero ha limitado el sobrecoste de una obra con gran complejidad técnica, como la cubierta móvil, cuyo mecanismo es muy costoso. El Palacio, tras casi un año al ralentí por dificultades financieras, está previsto que se inaugure en mayo del próximo año.