Los motivos del bajón azul, sometidos a análisis: un punto de nueve

La ausencia de Cazorla, la falta de gol, la fatiga y los arbitrajes explican el bache que atraviesa el Oviedo

Los motivos del bajón azul

Los motivos del bajón azul / David Cabo

Joaquín A. Cuesta

Joaquín A. Cuesta

El Real Oviedo está de capa caída. Es algo innegable. Como se suele decir en estos tiempos, está con la flecha hacia abajo. De los últimos nueve puntos, el conjunto azul solo ha sumado uno. Una mala racha que no se producía desde los tiempos del reinado de Álvaro Cervera como técnico carbayón. Desde la llegada de Luis Carrión al banquillo azul, nunca se habían encadenado dos derrotas consecutivas (2-0 en Cartagena y 0-1 en el Tartiere ante el Tenerife).

Una situación que preocupa, sobre todo teniendo en cuenta la buena dinámica que ha tenido el equipo durante casi toda la temporada. Dinámica gracias a la que sigue optando al ascenso. Pero ojo, lo que la Segunda te da, la Segunda te lo puede quitar de un plumazo. El Oviedo está teniendo suerte de que sus rivales directos (que son diez) también están perdiendo. El único equipo de los once primeros clasificados que ha ganado este fin de semana fue el Valladolid, que ya está empatado a puntos con el líder, el Leganés.

Los azules marchan octavos con 55 puntos, empatados con el Sporting y el Racing de Santander. Con los primeros pierde el goal-average (0-0 en el Tartiere y 1-0 en El Molinón). Con los segundos lo tiene igualado (1-1 en el feudo azul y 2-2 en El Sardinero). Datos que ahora mismo no tienen demasiada relevancia al restar todavía cinco jornadas, pero que pueden llegar a tenerla en la última jornada. La situación no es alarmante, pero a Carrión le queda poco margen de error y deberá dar con la tecla que permita a su equipo regresar a la senda de la victoria. La mala dinámica esconde algunas claves. Estas son algunas de ellas.

La lesión de Cazorla. Cazorla ha sido uno de los jugadores más desequilibrantes de la presente temporada. El doble campeón de Europa, que llegó al Oviedo dando la impresión de que vendría a apoyar y a vender camisetas, se convirtió en titular indiscutible a media temporada, cuando las lesiones le respetaron. Él mismo lo dijo cuando llegó: "Yo vengo aquí a jugar y a sumar, no a ver los partidos desde el banquillo". Dicho y hecho. La lástima fue la lesión que sufrió en el sóleo izquierdo durante el partido contra el Villarreal B. La buena noticia es que Cazorla ya ve la luz al final del túnel. "El Mago" regresó ayer a los entrenamientos, aunque por ahora trabaja al margen del grupo, pero ya toca balón. El "8" del Oviedo podría entrar en la convocatoria para el partido del sábado (16.15 horas) en Huesca.

La fatiga tras la remontada. Da la impresión que comienza a pasar factura el derroche físico que la plantilla tuvo que realizar para paliar el mal inicio liguero, cuando los azules sumaron tres puntos en seis jornadas. En los últimos cinco partidos parece que las piernas comienzan a pesar. Y más, en una Liga tan larga como Segunda. A ello hay que añadir el desgaste psicológico de tener que salir a ganar para paliar el déficit de puntos unido a que se está en la recta final del curso y de la igualdad que este año hay en la categoría, donde todos los rivales se están jugando algo.

Las lesiones. Si bien es cierto que el Oviedo pasó un periodo terrorífico en lo que a lesiones se refiere hasta el parón navideño, con hasta once jugadores en la enfermería), con el nuevo año el equipo comenzó a recuperar efectivos. De hecho, el propio Carrión reconoció que era un verdadero dolor de cabeza decidir el once titular dada la cantidad de opciones que manejaba. Pero los problemas con las lesiones reaparecieron, aunque no con la misma intensidad. Cayeron Lucas, Paulino, Luismi, Bastón, Cazorla... Grandes nombres que han tenido que pasar por la enfermería mermando la capacidad de rotar y de jugar con el estado de forma de cada futbolista a la hora de hacer el equipo titular.

La falta de gol. Carrión llegó al Oviedo con una idea clara: cambiar totalmente el esquema ultradefensivo de Álvaro Cervera y crear un equipo con mentalidad ofensiva. Nada de echarse atrás y ceder el balón para no liarla. Pase, pase y pase hasta llegar a la meta contraria. Y por un largo tiempo funcionó. Tanto, que el equipo sigue con opciones. Pero funcionó porque había gol. El equipo encajaba poco, gracias a la eficacia de Leo Román, y anotaba mucho más que últimamente. Ahora a los de azul les cuesta más marcar. El mejor ejemplo fue el partido contra el Tenerife: diecisiete disparos de los de casa, de los cuales solo tres fueron entre los tres palos. Eso sí, hubo tres balones que se fueron al palo. La suerte también juega.

Un mercado de invierno que no acaba de cuajar. Borja Sánchez, Dubasin y Homenchenko llegaron durante el mercado de invierno para reforzar a una plantilla que iba bien, pero que necesitaba oxígeno y variantes. Tras la salida de Romario Ibarra, que no encajó en el proyecto, y las bajas que había en la plantilla, Dubasin llegó a la capital de Asturias con la misión de sumar en ataque. El hispano-belga llegaba con excelentes referencias: un ascenso a Primera con el Girona y una cuenta de diez goles con el Albacete. La afición aplaudió el fichaje de "el Pingüino", pero el extremo sigue sin ver puerta.

En cuanto a Borja Sánchez, el canterano pasó sin pena ni gloria por México por culpa de una lesión. El Oviedo decidió traerlo de vuelta. El regreso de "el Mago de El Requexón" fue un éxito social: todos los niños pedían su llegada a la carta de los Reyes Magos. Sin embargo, Borja todavía no ha sido titular y solo lleva disputados 120 minutos. Aunque no hay que perder la confianza. Contra el Tenerife fue el mejor. Mientras, Homenchenko llegó como una apuesta de futuro. No se esperaba que pudiese marcar diferencias en su primer año debido a su juventud y desconocimiento del fútbol europeo. Y así está siendo.

El bajón de Moyano. Junto a Leo Román, Moyano es el jugador azul que más veces ha sido titular. Es el pichichi del equipo junto a Borja Bastón (ocho goles cada uno). Su mayor tarde de gloria fue ante el Burgos, al que le hizo un hat-trick. Era el hombre gol del Oviedo. Sin embargo, lleva meses sin que su chispa aporte luz. Y él así lo reconoce.

El mal de altura. El Real Oviedo es un equipo que lleva más de veinte años sin pisar la Primera División. A ello se une la dura etapa en el barro y los años que tardó en regresar al fútbol profesional. Una vez lo consiguió, se acercó alguna que otra temporada al objetivo del ascenso, pero sin suerte ninguno de ellos. Ningún año lo había tenido tan al alcance de la mano como durante la presente campaña, y eso puede haber generado ansiedad a la plantilla. Cada vez que ha podido afianzarse en el play-off o acercarse al ascenso directo, el equipo ha patinado.

Los arbitrajes. Es cierto que el Oviedo no está teniendo suerte con los arbitrajes. En el club no se explican, por ejemplo, como De la Fuente Ramos enseñó con tanta facilidad las dos tarjetas amarillas a Homenchenko en Cartagena, dejando al equipo con diez más de medio partido. Sin embargo, Sánchez López no vio sancionable con tarjeta un pisotón de Gallego a Calvo en el primer tiempo del partido ante el Tenerife que hubiera supuesto la expulsión del delantero. Algo similar ocurre con los penaltis. Un agarrón sobre Djuka en el derbi de la primera vuelta sí fue sancionado. No lo fue una acción parecida sobre Luengo de Aldasoro, del Racing, o la de Buñuel, del Tenerife, a Borja Sánchez.

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