David y sus amigos, una banda cultural salvaje y prestosa

«El Prestoso Fest puede ser una buena tarjeta de presentación del Suroccidente»

David Cuerdo, codirector del Prestoso Fest.

David Cuerdo, codirector del Prestoso Fest. / Julian Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

David Cuerdo Suárez, codirector del Prestoso Fest de Cangas del Narcea y programador y cofundador de la sala de conciertos La Salvaje, de Oviedo. El 10 de agosto cumplió 43 años. Su profesión es la de administrativo en un despacho de abogados, pero su pasión es la música. Es uno de los fundadores del festival Prestoso Fest, que este año se consolidó como una gran referencia cultural en el Suroccidente y es una de los talentos que están detrás de la efervescencia cultural y musical que vive Oviedo.

«Estudié en el colegio de la Inmaculada de Oviedo, en el barrio de Teatinos. Fui de la primera promoción masculina que entró en ese colegio femenino, que era de monjas. Hoy en día, mis mejores amigos son los que conocí allí. Mi madre lleva años diciéndome que es una gran suerte. Sí, es un privilegio decir que mis mejores amigos, en concreto Berto (Alberto Viejo) y Vilas (David Vilasboas) entraron conmigo al cole. Nos vemos todas las semanas, hablamos de discos o nos citamos para ir al siguiente concierto».

«En la adolescencia empezamos a fijarnos ya en la música. También me influyó mi hermana Paula, cuatro años mayor que yo. Siempre tenía el oído atento a lo que ella escuchaba, a lo que llevaba a casa grabado en un casette. No era como hoy, que tenemos internet. También era inevitable que se te quedase grabada esa música porque a Paula, si le gustaba una canción, podía estar escuchándola 24 horas seguidas».

«Llega la edad de salir por Oviedo y de empezar a elegir tus lugares, tus templos, y de pensar en la universidad, en lo que vamos a hacer. Muchos coincidimos, otros no; pero sí que tuvimos la suerte de que el mayor grupo de amigos nos quedamos en Oviedo. Tuve la suerte de que, tanto la familia como los amigos, siempre han estado presentes y cerca. Eso siempre es súper importante».

«Esa típica frase de que ‘Oviedo se me queda pequeño’, que es extensible a cualquier otro tipo de ciudad similar, a mí nunca me sucedió. Siempre intenté, siempre intentamos, que hubiese un Oviedo por descubrir. Y si no había que descubrirlo, sí intentamos crearlo, sin que suene pretencioso».

«Estudié Económicas. Estudiaba en el Campus del Cristo, pero me relacionaba en El Milán, porque es el barrio en el que vivimos todos. Siempre con la música como hilo conductor. Entonces vivíamos influenciados por el poder cultural y musical de Gijón. Nos tocó el Xixón Sound. Musicalmente sucedía en Gijón, pero el germen estaba en el campus del Milán. Todos estudiaban aquí».

«Empezamos a salir por la noche, a conocer el Movie, el Monster, el Chanel, volver a sentir esa especie de nerviosismo o de ilusión. Ahora lo estoy hablando contigo y se me pone una sonrisilla de esa ilusión, que por suerte es la que hoy en día guardo, o guardamos, con los equipos de trabajo cuando estás pensando en el próximo concierto, el próximo festival, o en la próxima locurilla que nos llegue a la cabeza. Disfrutábamos mucho, creo que tuvimos una adolescencia y una juventud muy sana, muy movida por los gustos musicales, por la amistad, pero sin pasarnos nunca de nada».

«En 2005, cuatro amigos tuvimos la oportunidad de coger La Radio Ocho, en la calle Carta Puebla. Ahí comenzaron los primeros pinitos con la música como causa. Sobre todo basado en pop británico y el indie español. En la época de La Radio, conocimos también a Jandrín, que regentaba el local de al lado, La Bola de Cristal, y creamos La Radio de Cristal, una promotora de conciertos ajena a los locales».

«Y ahí comenzamos en La Antigua Estación, lo que hoy es La Salvaje, con un concierto de ‘Nadadora’, de la banda de Vigo. Llenamos. Y con unos medios técnicos muy limitados. Fue una sorpresa meter a 150 personas a ver un concierto en una sala de Oviedo de una banda apartada de lo que consideramos los circuitos más mainstream. Pues, nada, tuvimos la mala suerte de que funcionó, y entonces eso te hace ir al siguiente y al siguiente y al siguiente. Y así, a lo tonto, fuimos coleccionando un buen número de conciertos al año y haciendo de Oviedo una ciudad reconocible en las giras, sobre todo nacionales, pero también de bandas internacionales que nos gustaban».

«Y así llegamos a la buena salud cultural y musical de la que goza Oviedo hoy en día, que es algo que no se puede discutir. Para mí, vivimos en una ciudad que culturalmente, en la última década, es un privilegio. Todo tuvo una causa. Hubo unos promotores y agentes privados –estábamos nosotros, estaba Pablo Humo y otros...– que entre todos conseguimos que hoy Oviedo sea la ciudad de la ebullición cultural por excelencia en Asturias. Tanto la iniciativa privada, como la pública, que en un momento determinado dieron cuenta de que había algo efervescente con la música, o la cultura en general, han conseguido que hoy en día ya vemos lo tenemos a lo largo de los 12 meses del año».

«Es un debate que tengo entre nuestros grupos de amigos. Creo que el Xixón Sound nació en un momento propicio para lograr esa etiqueta. Porque luego, al final, era más un movimiento, había grupos que no eran afines del todo. Yo pienso que hoy en día es más complicado conseguir esa etiqueta. Pero no creo que lo que está pasando en Oviedo diste mucho de aquel movimiento. No quiero rivalizar, ni mucho menos, pero creo que incluso estaría por encima el Oviedo de hoy al Gijón de entonces. Por ejemplo, tenemos a Pablo Humo que a nivel nacional es una instituciones. Está La Salvaje, que está reconocida como una de las salas más importantes a nivel nacional. Nosotros hoy en día flipamos de las bandas que llegamos a poder tener y que, por aforo, ya no tocarían aquí».

«No sé si la gente está percibiendo la ciudad en la que vivimos. ¿Cuántas veces escuchamos eso de que en Oviedo no hay nada? Esa frase me enerva. No es que no haya nada, es que en Oviedo hay mucho. Me acuerdo de un comentario de Javi de la casa Furia, que fundó una empresa que da servicios logísticos y técnicos de sonido y luces a salas y escenarios. Hace 5 o 6 años, antes de la pandemia, dimos un concierto en La Salvaje y llegó a decir: ‘Algún día alguien tendrá que contar esto’. Y llevamos con esa sensación casi diez años».

«Hace poco, acabamos de cerrar la séptima edición del Prestoso, que organizamos un grupo de amigos. El equipo directivo básico, somos cuatro. Dos de ellos son de Cangas, José Luis Rodríguez Mera Rodríguez y Juan Gama de Cossío. Y luego estamos Alejandro Martínez Vega y yo. La sensación es que encontramos nuestro lugar en el mundo. Literal y figuradamente. Tanto en esencia, como en localización». (Este año se trasladó de Xedré a Las Barzaniellas, cerca de la villa de Cangas).

«El Prestoso nació en 2014, con el que luego iba a ser mi socio en La Salvaje, Marcos Flórez, de Cangas del Narcea. Nos habíamos conocido años antes también con la música como nexo, porque él tenía la banda canguesa ‘Pingüino’. Estábamos en el festival de verano de Arnao y estábamos viendo a ‘Belako’ a ‘Columpio Asesino’. Entonces me empezó a comentar que por qué no nos liábamos la manta a la cabeza, siempre con el entorno rural como localización. Alejarnos un poco de todo lo que íbamos viviendo, el Sonorama y el Primavera Sound, festivales en los que musicalmente no hay ninguna queja, pero luego en cuanto a calidad del entorno pues… Nosotros queríamos buscar esa nota diferenciadora que te posicione en otro lugar. Siempre lo vendimos como el festival independiente en el Paraíso Natural, muy vinculado al entorno. Está a años luz de otros eventos por muchas razones. Siempre tuvimos en cuenta eso: música, paisaje y paisanaje. Y siempre fue una máxima cuidar el entorno».

«Echo la mirada atrás y no sé cómo surgió la primera edición del Prestoso, me parece impensable, a años luz de la edición que acabamos de cerrar. Se hizo en tres meses aprovechando relaciones con oficinas que ya teníamos de los conciertos que hacíamos en Oviedo. Y en agosto estábamos en Xedré, en un festival para amigos y amigos de los amigos y amigos de los amigos de los amigos. Hasta el tercer grado, como mucho. Fue deficitario, pero cerramos esa primera edición con esa ilusión de decir: ‘Pues esto, un poco más trabajado, igual funciona’».

«Además de los conciertos queríamos hacer actividades para vender el Suroccidente asturiano, aportar nuestro granito de arena a esa Asturias por descubrir. En Cangas en concreto hay innumerables cosas que puedes descubrir allí. El Parador Nacional, la cultura del vino, el regalo natural de Muniellos... Es una carta de presentación que se puede llevar sin ningún problema a una feria internacional como Fitur. Dentro de las posibilidades turísticas que tiene esta zona, pues está el Prestoso con la música como razón. También hay que decir que el Gobierno del Principio de las Asturias creo que identifica lo que es el Prestoso, esa apuesta por la calidad, y que puede ser una buena tarjeta de presentación del Suroccidente asturiano, o de Asturias en general, con un toque diferenciador».

«Este año logramos por primera vez que Cangas del Narcea sienta el Prestoso Fest. Antes era algo mucho más testimonial. Mucha gente de fuera vino a pasar una semana a Cangas. Pasear por las calles y ver que más del 50% de la gente llevaba la pulsera del Prestoso inevitablemente se causaba esa sonrisilla de ilusión. No la puedes evitar».