El teléfono del director del colegio de infantil de La Corredoria no dejó de sonar durante la mañana de ayer. Los padres de los niños, de entre 3 y 6 años, tienen dudas acerca de los horarios del comedor, las becas y también sobre las obras que se están llevando a cabo en el centro, donde los operarios trabajan para incorporar tres nuevas aulas y ampliar el comedor. "Somos unos privilegiados", admite el responsable del colegio, Pablo de la Puente. En su centro ya cuentan con todo el personal docente y desea que las aulas estén listas para enero. La situación contrasta con el resto de colegios de la ciudad que esperan por obras y el personal docente no es suficiente.

"Tenemos lo justo para funcionar", asegura la directora del Ruiz-Tilve, Maite Fernández. Arranca el curso con todas las aulas llenas, salvo alguna vacante anecdótica, pero sin el profesorado necesario. "Yo creo que la Consejería podría haberlo planificado mejor", asegura Fernández, que hasta el 25 de septiembre no contará con todo el personal.

A los alumnos habituales del Ruíz-Tilve se suman este año 66 chavales del colegio de Roces, en Colloto, donde la falta de espacio y la demora de la obras del nuevo aulario, han obligado a trasladarlos de centro. "Los nuevos son majos", asegura Rubén Arias. Pablo Molina coincide con su compañero pero prefería quedarse en casa y hablar con sus amigos por el móvil. Alejandro Solana, en su primer día en el centro, destaca la simpatía de su profesora.

El entusiasmo de los alumnos contrasta con el malestar de los centros educativos que esperan por obras y mejoras. En el colegio de Roces, en Colloto, las nuevas aulas podrían empezar a llevarse a cabo en noviembre o diciembre. En Las Campas esperan ocupar los nuevos espacios el próximo trimestre pero las obras están "en trámite", asegura su director. En los colegios de Buenavista I y II y Ventanielles esperan por la colocación de las cubiertas para sus canchas deportivas.