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Asturias, en la España más dispersa: 9 de cada 10 núcleos tienen menos de cien habitantes

Solo Lugo y Orense superan el promedio de la región, que además contabiliza 170.000 viviendas vacías, casi una cuarta parte del parque residencial

Asturias, en la España más dispersa: 9 de cada 10 núcleos tienen menos de cien habitantes

Atendiendo a su poblamiento, o a una forma peculiar de ocupar el territorio a la que últimamente se le han descubierto notables implicaciones epidémicas, Asturias es un paisaje particularmente plural y por sus características casi único en España. La distribución de la población asturiana configura una llamativa mezcla de arracimado y dispersión a la que la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei) acaba de poner números en un análisis recién divulgado.

Tomando como base los censos pormenorizados por núcleos habitados, este recorrido virtual caracteriza a la región como un territorio de gestión extremadamente compleja que concentra en el área central a cuatro de cada cinco habitantes en el 15 por ciento de la superficie, pero que a la vez, fuera de ahí, sitúa al Principado casi como líder nacional en diseminación: en total, más de nueve de cada diez entes poblados, un 91,7 por ciento en 2019, tiene menos de un centenar de habitantes. De las cincuenta provincias españolas, únicamente Lugo y Orense presentan un porcentaje mayor. El poblamiento disperso característico del Noroeste se manifiesta aquí casi como en ningún sitio.

En este momento de extrema incertidumbre, en el que Asturias también ha descubierto que dentro de su territorio existen diferentes modalidades de propagación de una epidemia en función de la concentración de la población, el análisis de Sadei desciende hasta el nivel mínimo del poblamiento asturiano y prende la mecha del debate sobre el coste de la prestación de los servicios públicos básicos en un territorio como este. Seguramente estos datos tendrán una segunda vida si en algún momento se replantea el modelo de reparto de la financiación autonómica.

En ese 91 por ciento de núcleos de población con cien habitantes o menos vive solamente el 11,5 por ciento del total de las personas residentes en Asturias. Descendiendo aún más en el tamaño de las entidades, se ve que el 82,7 por ciento de ellas tiene menos de 51 moradores y aloja solamente al 7,7 por ciento del censo total. O que solo tres de las provincias gallegas -todas menos Pontevedra- superan los 6.955 entes de población con los que cuenta en total Asturias, o el dato cada vez más llamativo y ya divulgado sobre el alto número creciente de pueblos vacíos: suman 776 en el último recuento, pero tal vez la cifra menos alentadora es la que confirma que ya son bastantes más del doble que al comienzo del siglo. En 2001 había trescientos, lo que equivale a decir que la expansión de la mancha del despoblamiento se ha acelerado hasta el punto de que en este siglo se han vaciado 26 pueblos al año, más de dos al mes. En la actualización de 2019 hay, además de los 776 pueblos sin nadie, otros 2.405 que registran entre uno y diez residentes y 2.569 con entre once y cincuenta.

Los más pequeños de los habitados, donde solo viven diez personas o menos, representan nada menos que el 45,7 por ciento del total. Hasta en 31 de los 78 concejos, con una distribución geográfica que bascula claramente hacia el Occidente, al menos el 95 por ciento de sus áreas habitadas está por debajo del centenar de residentes.

El estudio de Sadei acerca el microscopio desde los pueblos hasta la forma de ocupar los 624.631 hogares que, según datos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, componen el parque residencial asturiano. A las 776 entidades de población deshabitadas se añaden 170.000 viviendas desocupadas, más de una cuarta parte del total. Había quedado dicho que los asturianos afrontaban estos tiempos raros de confinamiento con los hogares menos habitados de España, con una media de 2,2 personas en cada uno y el porcentaje más alto de solitarios: de las 454.500 casas habitadas, una porción apreciable, cercana a una de cada tres -138.800-, están ocupadas por una sola persona. En justa correspondencia con la menguada natalidad asturiana y con la peculiar estructura de su pirámide de población, camina hacia la mitad (es el 41,9 por ciento) el porcentaje de los hogares unipersonales donde reside una persona mayor de 65 años y en tres cuartas partes de ellos viven mujeres con ese perfil de edad.

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