Habla Antonio Suárez, el empresario astur-mexicano cuyo atunero rescató a un náufrago australiano: "Cayó en buenas manos"

"Volveré al mar", afirma el aventurero Timothy Lyndsay Shaddock

El empresario Antonio Suárez, con el náufrago Timothy Shaddock, con el atunero «Maria Delia» detrás.

El empresario Antonio Suárez, con el náufrago Timothy Shaddock, con el atunero «Maria Delia» detrás. / A. Rubiera

A. Rubiera

A. Rubiera

El náufrago australiano Timothy Lyndsay Shaddock, de 54 años, llegó el miércoles a tierra firme mexicana tras tres meses a la deriva en alta mar. Casi 90 días merced a las olas en el Pacífico con su perra "Bella" como única compañía, hasta que fue localizado por la tripulación del atunero "María Delia", de la compañía del empresario asturmexicano Antonio Suárez.

Cuando Timothy Shaddock se bajó de su atunero salvador en la base del Grupo Marítimo Industria (Grupomar) en la localidad de Manzanillo, a pie de escalerilla le esperaba para abrazarlo Antonio Suárez. El presidente de Grupomar y decano de la pesca en México había seguido al detalle la peripecia salvadora protagonizada por su equipo y quería ofrecerles a todos, náufrago incluido, una comida de celebración.

"Aquí estamos ante este bonito hecho del que estoy enterado desde hace unos días. Me he venido hasta aquí a darle la bienvenida a Timothy y a invitar a toda la tripulación y a él a comer. Porque como le dije a él, la vida es muy bella y hemos sido corresponsables de salvar la vida de un ser humano y también de la perrita que le acompañaba. Así que vamos agradecer al señor con esta comida que nos haya puesto en el camino de un hombre que podía haberse muerto; y agradecerle, también, que nos haya dado a nosotros la posibilidad de ser quienes le salvaran", explicó el empresario a la prensa congregada en la base de Manzanillo.

Para Suárez en la historia del rescate hay, además, un elemento simbólico y es que "casualmente ha sido el barco más pequeño y más viejo de nuestra empresa –tiene 50 años– el que ha salvado a Timothy; y, de hecho, este ha sido quizá su último viaje para nosotros porque ya está vendido. Así que se ha despedido de una manera maravillosa, con la tripulación salvando vidas".

El empresario no dudó en participar en la recepción al náufrago pese a estar convaleciente ya que, según contó a pie de barco, una caída le ha producido la rotura de una vértebra. Pero, dice, merecía la pena estar con su plantilla. "Es un día de felicidad, pero no por salir en los periódicos de todo el mundo sino por salvar a un aventurero", recalcaba. Y no es la primera vez que ocurre: "Hace muchos años salvamos otro barco y a otra familia que iba en un yate, aunque llevaban cuatro días, no tres meses como Timothy", expuso el empresario.

Suárez explicó que los primeros en avistar al náufrago fueron los tripulantes del helicóptero que llevaba el "María Delia" a bordo, encargado de hacer vuelos de reconocimiento para buscar cardúmenes (bancos de peces). "Timothy cayó en muy buenas manos porque nuestras tripulaciones tienen formación como paramédicos, así que nada más subir al barco ya le dieron suero, le dieron de comer poco a poco...", explicó el Suárez. Aseguró además que tanto el australiano como su perra estaban en una situación bastante buena para lo que habían vivido: "Había pescado, venía con peces frescos… en realidad venía muy contento. Yo lo he visto estupendo, sin ningún problema físico y muy agradecido".

Y ese buen estado lo certificó con sus palabras el interesado en una intervención donde no dejó de mostrar su gratitud "a Antonio Suárez y a todo su equipo" por lo que han hecho por él estos días. Shaddock, en un discurso por momentos entrecortado y falto de fluidez, reconoció que "pensé que no iba a sobrevivir, estaba convencido de que moriría". También, que fue "una experiencia extraordinaria... me encanta el océano y la soledad, pero aquí estamos, sobrevivimos", decía con emoción.

"Bella", la perra "valiente"

El mal tiempo le dejó sin sistemas eléctricos en la nave y por momentos "fue muy difícil porque tuvimos un tiempo terrible. Y teníamos muchísima hambre", contó. No dejó de referirse a que "la valiente" de toda la peripecia fue su perrita "Bella". "Está bien y es increíble. Me siento muy bendecido por ella; por tres veces traté de dejarla con distintas familias en México, pero siempre me seguía", así que al final se embarcaron juntos y fue su gran compañía en la soledad del Pacífico.

"A mí me gusta mucho la soledad, estar en el océano", contaba el australiano. Y añadió que no duda que "volveré al mar", pero "no sé si me voy a volver a adentrarme tanto". Explicó que lo peor fue la fatiga y que tuvo que buscar "en mi interior la felicidad para seguir adelante". Ya en tierra siente aún mayor admiración por "la gente marinera, que es una comunidad unida". Y le queda una moraleja: "Todos estamos aquí para ayudarnos los unos a los otros como hace la gente del mar".

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