Del mundo de la empresa al barranquismo: la historia de amor de Cristina Rudilla

"Era lo único que me hacía despejar de los problemas", reconoce la malagueña tras participar en la Semana de Montaña de Avilés

Cristina Rubilla, antes de su intervención. | Ricardo Solís

Cristina Rubilla, antes de su intervención. | Ricardo Solís / Noé Menéndez

Noé Menéndez

Noé Menéndez

La historia de amor entre Cristina Rudilla y el barranquismo es de las que ya no quedan. Estaba cerca de cumplir los cincuenta años cuando Cupido le lanzó su flecha. Ahí todo cambió. La malagueña tiene claro el momento en el su mundo hizo clic. "Justo decidí dejar de fumar y decidí que todo el dinero que gastaba en eso lo iba a invertir en deporte. Y hasta ahora", confiesa. Ayer, en las Jornadas de la Montaña Comarca de Avilés, contó su experiencia, para que intentar que otra gente siga sus pasos.

"Me enamoré del barranquismo porque es la única actividad en la que consigo despejar del todo. Me hace desconectar. Como mi vida estaba llena de problemas empresariales nunca conseguía desconectar del todo. Hacía senderismo y nada, estaba dándole vueltas a la cabeza. En el barranquismo tengo los cinco sentidos puestos, es como mi meditación", sostiene Rudilla, que antes de realizar la charla estuvo visitando Cudillero con una amiga. Ahora ya no tiene tantas preocupaciones, ya que en 2021 decidió vender su empresa. "Siempre le digo a todo el mundo que yo soy feliz haciendo barranquismo. Para que quería trabajar tanto si luego no tenía tiempo para disfrutar. Ahora estoy mucho más libre", señala la malagueña, que ahora, con un ordenador, está disponible para cualquier gestión que necesite.

Eso sí, dar el paso para iniciarse en el barranquismo le costó. "Lo veía como un imposible hasta que empecé con una empresa de aventura. Me enganchó muy fácilmente", confiesa la andaluza, que dejó todo a un lado para dedicarse a su pasión. Además, sus dos hijas ya eran mayores, lo que le ayudó a tomar la decisión.

Ahora viaja alrededor del mundo en busca de los mejores barrancos para dar rienda suelta a su pasión. "Tengo la suerte de poder irme sin ningún problema, por lo que intento hacerlo todas las veces que puedo", indica.

Por desgracia una lesión ha hecho que no pueda aprovechar su visita a Asturias para conocer alguno de los barrancos de la región, aunque Rubilla reconoce que ya ha echado el ojo a varios emplazamientos. "Estoy recuperándome de una fractura en el peroné, estoy haciendo barranquismo, pero en sitios sencillos. Estuve alguna vez en León, pero en Asturias nunca he hecho nada. Seguro que vuelvo", aseguró la malagueña, que a pesar de la lesión ha viajado al Principado con su equipo, por si acaso. "La idea es poder enseñarlo en la charla, pero nunca se sabe. Igual me acabo animando", bromeó antes de su intervención. Rudilla no tardará en volver a su lugar favorito, los barrancos.

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