El bioquímico Pocoví redescubre la berza de mar en Cabo Peñas

El presidente de la Fundación Grande Covián disfruta en Gozón de las croquetas homenaje a José Andrés de Ramona Menéndez

Miguel Pocoví, segundo por la derecha, con Ramona Menéndez y Carlos M. Guardado, ayer, en Casa Belarmino.

Miguel Pocoví, segundo por la derecha, con Ramona Menéndez y Carlos M. Guardado, ayer, en Casa Belarmino. / C. G.

C. G.

El catedrático de Biología Molecular de la Universidad de Zaragoza y presidente de la Fundación Grande Covián tuvo ayer oportunidad de conocer ‘in situ’ uno de los manjares que se pueden probar en algunas mesas de la comarca: la berza de mar.

El bioquímico, que el sábado participó en Gijón en el encuentro de cofradías del oricio, se desplazó este domingo a la comarca avilesina. En Casa Belarmino, en Manzaneda (Gozón), tuvo oportunidad de gustar las croquetas de Ramona Menéndez, de queso "Mamá Marisa", elaboradas como homenaje al chef José Andrés.

El bioqímico intercambió impresiones con el gastrónomo Carlos Martínez Guardado acerca de la conocida como berza de mar o berza marina silvestre, una planta que crece en hábitats extremófilos, explicó, con suelos calcáreos y con mucha sal, por lo que se encuentra en zonas áridas especialmente marítimas rocosas, y en toda la Cornisa Cantábrico. Pocoví ya había estudiado que los requerimientos de nitrógeno que tiene la planta los consigue fundamentalmente de las deposiciones de las aves marinas que viven en los acantilados.

Si bien Pocoví no ha podido aún hallar datos analíticos de esta verdura acerca de sus propiedades nutricionales, por extrapolación con otras verduras, con gran probabilidad, no difieren en gran medida de la berza cultivada en otros ecosistemas que está compuesta principalmente por agua, con un aporte energético bajo, entre 30 y 40 kilocalorías por cada 100 gramos de producto. "Son un alimento rico en vitaminas, en especial la C, A, y K, mientras que son pobres en carbohidratos, grasas y proteínas. La vitamina C contribuye con muchas funciones del cuerpo y posee propiedades antiescorbúticas; la vitamina A ejerce funciones en el mantenimiento de las mucosas, sistema inmunitario, permite una buena visión y evita la aparición de tumores cancerígenos; y la K es importante para una correcta coagulación de la sangre, la salud de los huesos, y para otras muchas funciones de nuestro organismo", detalla Miguel Pocoví. El bioquímico tuvo oportunidad de desplazarse para conocer sobre el terreno las características de esta verdura antes de regresar de nuevo a Zaragoza. En sus últimas horas en Asturias recordó un trabajo suyo en el que hace memoria acerca de la importancia que las civilizaciones griega y romana dieron a la col, un alimento que fue considerado también "planta medicinal" y que en Asturias crece en los acantilados de Cabo Peñas.

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