Un concejal de récord

Tareas pendientes en el área de Recursos Humanos del Ayuntamiento

Ángel Luis Fernández

Ángel Luis Fernández

El pasado día 19 de mayo se celebró en Avilés el pleno municipal de las despedidas. Algunas de ellas anunciadas y otras no tanto, a la espera de los pronunciamientos de la ciudadanía en las elecciones que se celebraron unos cuantos días después. Los adioses suelen tener ese poso retrospectivo, incluso melancólico. Unos más que otros, pero en los que siempre resulta interesante escuchar lo que cada cual dice, incluso tratar de entender el valor de lo que no se dice. Entre las personas que se despedían estaba el concejal Raúl Marquínez Pascual, un edil de récords, en plural. Deja atrás nada menos que cuatro legislaturas. Esto no es único, pero sí lo es el hecho de haber estado tres de ellas al frente del área de recursos humanos, dato que, a fecha actual, no nos consta superado por nadie.

También es un récord, haberse mantenido todo ese tiempo, como responsable de esa concejalía delegada, gestionando el mismo convenio que había heredado de su predecesor, firmado en 2008 y aún vigente en los retales que han soportado la tijera de las crisis y de los gobiernos de distintos colores. Un tercer récord fue el hecho de haber provocado unas movilizaciones y un encierro de diecinueve noches, a las que siguieron mucho más de quinientos días de vacío. Para ello, consiguió las bendiciones de tres sindicatos que engañasen a la plantilla, al fin de que todos fuésemos a dormir a otra parte, a cambio de algunas migajas para cien personas y prácticamente con las manos vacías para más de trescientas. Pero el cuarto récord, en lo que podría considerarse un auténtico plusmarquista, es el de haberse mantenido como liberado de UGT en su empresa y, al tiempo, compatibilizado con su función de concejal de personal en el Ayuntamiento.

Ello, sin que ni a él mismo ni a nadie más en su sindicato y en su partido le hubiese importado gran cosa, tan siquiera sin despeinarse, a pesar de los desencuentros que algunos mantuvimos por ello, con el final que casi todo el mundo conoce. Podrían atribuirle algunas otras marcas de primera, como por ejemplo el ingente número de reuniones celebradas (que no se pueden negar) con infinitas horas aguantando el tipo, pero con el encargo de que todo siguiese igual. Quizás, habrá quien le reconozca esas capacidades para ejecutar los diseños políticos de despacho, consiguiendo el inexplicable silencio sindical de quienes parecen hablar solo cuando se precisan los votos de la plantilla. En resumidas cuentas, en el final de todas las legislaturas hay una etapa que termina y, quizá, con ellas se cierra un ciclo.

Eso es lo que nos queda por ver. Es decir, si en la gestión de la política de personal, en el entorno del Ayuntamiento de Avilés, seguirá regida por las mismas pautas políticas, de trabajar mucho para que nada mejore o, de contrario, podremos ver nuevos talantes que no desprecien el trabajo de la plantilla y que nos saque de la negativa y el desprecio perpetuos. En el contexto existente, con la retahíla de cuestiones pendientes, no caben más opciones que algún día se planteen movilizaciones y protestas, si es que las cosas continúan en la misma línea.

Podríamos hablar del ingente poder adquisitivo perdido, de sistemas de carrera profesional que no llegan, del acuerdo regulador que tenemos prorrogado desde 2011, de la ausencia de sistemas de promoción interna del personal laboral y funcionario de carrera, de la ausencia de revisión de la valoración de puestos de trabajo y dotación de necesidades en las plantillas, de la negociación de un nuevo convenio colectivo en la fundación deportiva porque llevan ocho años sin marco propio de regulación, de la ausencia de planes de empleo, de nuevos planes de igualdad porque no se han querido revisar desde 2011, incluso de lo que pueda ocurrir con los procesos de estabilización pendientes de desarrollo.

Es evidente que al nuevo gobierno municipal y, en particular, a quien ostente la nueva responsabilidad en materia de personal habrá que otorgarle el beneficio de la duda y el período necesario de entrada y análisis de la situación, para que puedan decidir si habrá una línea continuista o no. En la parte que nos toca, agradecemos el tiempo que hemos compartido con todas las personas que han finalizado su etapa en la Corporación, de todos los grupos políticos, porque siempre nos han recibido bien. Al margen de las discrepancias, muy fuertes algunas, se han mantenido las formas, incluso la cordialidad. Con unas hemos compartido posturas, otras nos han escuchado siempre y con otras hemos discutido mucho. A todas y cada una de esas personas les deseamos la mejor de las suertes. Lo mismo que a quienes van a formar parte de un nuevo gobierno municipal, de una nueva oposición, en la espera de nuevas ideas y nuevos compromisos que puedan ser más halagüeños para la plantilla municipal y para el mantenimiento de la gestión directa de los servicios públicos.