"La torcida" avilesina

Reflexiones sobre la fuente de la discordia trasladada desde la plaza de Pedro Menéndez

Juan García

Juan García

Pues así es. En el barrio la conocemos como "la torcida". Mírela usted por donde la mire, está torcida. Ni estamos en Chueca donde la "torcida madrileña" es motivo de fiesta y diversión, ni practicamos su "silent show" –único en España– ni nada, tan siquiera, parecido.

Estamos en Avilés donde su "torcida", lejos de fiesta y diversión, es motivo de mofa y mal hacer, de desidia y dejadez, aunque –y en honor a la verdad– en el momento que escribo estas líneas, parece estar a pleno rendimiento. Al menos es lo que se observa en estas últimas 48 horas.

El pasado mes de setiembre hizo un año de su traslado, hasta su nueva y discutida ubicación. Su particular y obligado "silent show" al estilo torcida madrileña, ya no tiene sentido, ya que el agua que (en estos momentos) rebota y cae desde sus tres vasos al vaso principal, se hace notar muy agradablemente con su melódico son, sobre todo cuando llega la noche.

Me imagino que después de esta breve introducción ya sabrán de qué hablo. Pues sí, eso es; hablo de la famosa fuente de la discordia que en su momento se trasladó desde la plaza de Pedro Menéndez, a la intersección de la avenida de la Constitución con la avenida de Alemania. Carezco –porque tampoco me preocupé– de una explicación, digamos oficial, como ciudadano que paga impuestos y contribuye a pagar sueldos justificados a políticos, reitero, carezco de una explicación suficientemente coherente, como para entender, que independientemente de su notable "torcedura" y en pleno siglo XXI, se hubiera tardado un año en solventar parte de su mala instalación. Cuando antes hablaba de abandono, lo decía para todas las partes responsables e implicadas, es decir, tanto gobierno municipal –propiamente dicho– como para la pasiva y conformista oposición, dormida por Morfeo, en una de sus mejores intervenciones como sedante, de todos los tiempos. Por cierto: ¡enhorabuena Morfeo, por la efectividad de esa sedación!

Y ya que estamos, creo que se habría podido al menos disimular algo la situación; pues acondicionando con un césped de primero de jardinería el circundante de la fuente, así como el trozo de enfrente, al otro lado de la calle, donde enclavaron el cuadro de mandos de la fuente, que ahora mismo y por su aspecto de abandono, es lugar de meadas y cagadas de perros, con los consiguientes aromas para quien decide tomar una cervecita en la terraza de la cafetería allí enclavada, como para el propio vecindario. Ojalá que desde que escribo esto, hasta el día de su publicación, ya se hubieran emprendido estos trabajos.

Y yo me pregunto ahora. Si para el traslado, si para el correcto asentamiento y puesta en marcha de una fuente, se tarda nada menos que un año, mire usted: porque falte una pieza, porque no funcione el sifón, porque el cuadro eléctrico fuera demasiado complejo, por cualquier circunstancia, repito cualquiera, no es admisible en ningún caso que se tarde un año en solventar situación semejante.

Comprenderán y comprende quien escribe, que – hay en la villa asuntos mucho más importantes que solucionar, que poner a pleno funcionamiento "la torcida", pero solo he tratado de buscar el agravio comparativo pertinente, y establecer una hipotética regla de tres, que enunciaríamos más o menos así: "Si para arreglar un asunto tan trivial como poner en funcionamiento una fuente apodada "la torcida" se tarda un año exactamente, para arreglar definitivamente el asunto del agua en la villa, se tardará "x". Como diría mi abuela, ¿Quién despeja la "x"? ¿Quién se atreve a "ponei el cascabel al gatu"?

En otro orden de cosas, pero sin perder el hilo conductor sobre este asunto. Guillermo, el mi nietín, cumple el día 17 de este mes, dos añinos; ¡así que felicidades patatita! Cuando duerme en casa de sus abuelos, aquí frente a "la torcida", no se va a la cama sin antes disfrutar viendo y escuchando sus chorros de agua cuando al caer, golpean sus vasos contenedores y –como no– sus luces de colores; eso sí; si con suerte esa noche funcionan. Así que, también por Guillermo, manténganla como es debido, caray.

No quiero molestar a la Santina hoy con mis ruegos, con cuestiones de relevancia menor; sin embargo, por otro lado, estos días surge nuevamente y de qué manera, el conflicto bélico entre Hamás e Israel. Pues por ello imploro esta vez a la Santina; para que lleve la paz a esos territorios, sin olvidar a Ucrania, y a tantos otros lugares en el mundo como consecuencia de la sin razón y falta de amor del ser humano.

Como "imposibles" no se deben de pedir, lo siento pero lo haré yo en esta ocasión: ¿Y si ponemos derecha, "la torcida"? Que no sea, por no haberlo dicho y pedido.

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