Muñó recupera el paxu

La parroquia sierense acoge un taller de iniciación a la cestería tradicional: "Queremos que se conozca cómo se hacía y lo que costaba"

Por la izquierda, Nacho González, Ana Isabel Castiello y Vidal González, elaborando un paxu. | J. A. O.

Por la izquierda, Nacho González, Ana Isabel Castiello y Vidal González, elaborando un paxu. | J. A. O.

J. A. O.

Muñó recupera su tradición cestera, la de los paxos que hace décadas elaboraban en esta parroquia sierense paisanos como Florín de Casari o Moro de Pubillones y que ahora sus descendientes dan a conocer con el objetivo de que no caigan definitivamente en el olvido. La Asociación Escueles de Muñó es la promotora del taller de iniciación para hacer cestos y paxos que se inauguró ayer y que culminará con una segunda jornada el sábado que viene. Según detalla Vidal González, lo que se pretende con la iniciativa es que las nuevas generaciones sepan el trabajo que llevaba hacer los paxos de blima con los que no hace tanto tiempo se transportaba la pación en los pueblos o los cestos en los que se llevaban las patatas o las manzanas. "Seguro que cuando vayan a un mercado tradicional y vean el precio que se pide por ellos, ya no les va a parecer tan caro", señala González.

Arriba, Juan Hevia en plena labor. Sobre estas líneas, Abraham Díaz, a la izquierda, y José Menéndez, trabajando en una pieza. | J. A. O.

Juan Hevia en plena labor. | J. A. O. / J. A. O.

A sus muy bien llevados 85 años de edad, Juan Hevia está encargado de enseñar la técnica cestera que aprendió de manera autodidacta cuando era un niño. "No ye fácil hacelos", advierte mientras trabaja las blimas con una agilidad pasmosa. David Blanco, de La Collada, también pone su experiencia a disposición de las catorce personas que participaron en el taller repartidas por grupos. Entre ellas, Abraham Díaz, nieto de Florín de Casari, uno de los históricos cesteros de Muñó.

Muñó recupera el paxu

Abraham Díaz, a la izquierda, y José Menéndez, trabajando en una pieza. | J. A. O. / .

"Llevan mucho trabajo y ya casi ni merece la pena hacer paxos, aunque en muchas casa se siguen usando", asegura Blanco al tiempo que dirige la labor de Isabel Castiello y Nacho González.

Otro de los objetivos del taller de Muñó es animar a los vecinos a plantar alguna blimal, ya que, con el abandono progresivo de la cestería, prácticamente han desaparecido de la zona. "Ya no se ven", reconoce Vidal González, quien también defiende la labor social y de unión vecinal de iniciativas como el taller que albergan las antiguas escuelas de la localidad.