Clamor por el abandono de Perlora: "Hay mil fórmulas para sacarle provecho"

Los vecinos que todavía usan las instalaciones proponen subastar los inmuebles, ponerlos en alquiler o destinarlos a vivienda protegida

Sofía Bobes y María Villalba caminan por la ciudad residencial de Perlora.

Sofía Bobes y María Villalba caminan por la ciudad residencial de Perlora. / Alicia García-Ovies

Tomada por la niebla, la antigua Ciudad de Vacaciones de Perlora (Carreño) parece más un pueblo fantasma de una película de terror que el gran motor turístico que durante años supuso para la región. El abandono de las viviendas, la basura que se acumula en los distintos rincones y la maleza que avanza tomándolo todo a su paso crean un escenario que sorprende tanto a quienes conocieron el recinto en todo su apogeo como a aquellos que lo visitan por primera vez. “Es aterrador. Me habían dicho que aquí había una ciudad abandonada, pero no me lo creía. La verdad que no me esperaba esto para nada”, reconoce Fabián Munza.

Munza es un mexicano, residente en Gijón, que decidió acudir este jueves a conocer la ciudad residencial animado por un primo. "Es una pena cómo lo tienen, me imagino que en su día era muy diferente. Tienen pinta de ser viviendas de gente con dinero”, afirma Munza, sobre un recinto construido como una ciudad sindical perteneciente a la organización de Educación y Descanso para el retiro vacacional de los trabajadores y que abrió sus puertas por vez primera en julio de 1954.

El Principado decidió en 2006 cerrar el complejo, que, desde entonces, ha ido cayendo en el abandono a pesar de que siguen siendo muchos los usuarios y turistas que hacen uso de las instalaciones, especialmente durante los meses de verano. “Para algo que tenemos y a lo que se podría sacar muchísimo potencial, es una pena que lo tengan totalmente olvidado”, opina Patricia Rodríguez.

La consejera de Hacienda, Ana Cárcaba, aseguró esta semana en la Junta del Principado que a lo largo de estos años han sido varios los proyectos y los contactos con distintos inversores para lograr reflotar la ciudad residencial, pero ninguno ha acabado viendo la luz. Una situación que los usuarios no llegan a comprender. “Es imposible que estos años ningún proyecto saliese adelante. Hay mil fórmulas que podrían servir”, afirma Vicente Sanz, que acude habitualmente a la zona a hacer senderismo.

“Es una auténtica vergüenza. Un patrimonio que se hizo para uso y disfrute de los trabajadores, en el que se está gastando un dineral, y es una ruina. Está todo abandonado”, añade Sanz, que ha enviado varios escritos al Principado instando a tomar acciones inmediatas y llegando a proponer, por ejemplo, que las viviendas se saquen a subasta, dando prioridad a los trabajadores, o que se pongan en alquiler con un periodo de carencia.

María Villalba y Sofía Bobes, otras dos usuarias de Perlora, ponen también sobre la mesa la posibilidad de destinarlas a viviendas sociales. "Hay gente que lo necesita, se les estaría dando un uso y se mantendrían", opinan. La inversión, añaden, "no se tendría que hacer solo de golpe, cada año podrían ir arreglándose una parte de las viviendas".

En lo que coinciden vecinos y usuarios es en que el estado actual de Perlora resulta “lamentable". "Tiene muchísimas posibilidades. No se puede dejar que lo echen a perder”, concluyen.