Nava homenajea a Eduardo Solís y Jacques Sangrouber, dos «hombres buenos que supieron hacer pueblo»

El Ayuntamiento entrega el reconocimiento como hijos adoptivos al párroco local y a título póstumo al profesor suizo fallecido en 2022

Emoción a raudales y gratitud. Fueron los dos sentimientos protagonistas en el acto celebrado este sábado en la Casa de Cultura de Nava para hacer entrega del reconocimiento de hijo adoptivo del concejo a Eduardo Solís, párroco durante las tres últimas décadas, y, a título póstumo, a Jacques Sangrouber, colaborador durante años de Protección Civil, parte de la Buena Cofradía de los Siceratores, fundador del grupo de esquí L’Esguilu y profesor del Centro de la Madera El Prial. Dos hombres «buenos», siempre ayudando, ejemplos de «solidaridad» y referentes por todo ello en el municipio y en la comarca, tal y como se destacó a lo largo del acto por las diversas personas que glosaron la figura de ambos.

El Pleno de Nava aprobó por unanimidad la concesión de estos títulos a comienzos del pasado febrero, y este sábado fue el momento de oficializarla en un «acto de justicia», según señaló, muy emocionado, Agustín Ortal, vicepresidente de la Unidad Canina de Rescate del Principado de Asturias, con la que Jacques Sangrouber también colaboró en innumerables ocasiones. «Era un hombre bueno, con el que siempre podías contar, que siempre estaba para ayudar. La pérdida fue y es dolorosa, pero agradecemos haberle conocido, a él y a su mujer Mari Carmen», dijo Ortal, en referencia Mari Carmen Moro, que acudió acompañada de sus hijos, Magdalena e Iván, y de su nieta, Lía Noval, a recoger el reconocimiento. Todos, visiblemente emocionados durante la ceremonia, cosecharon una larguísima ovación del público al recibir el diploma acreditativo de manos del alcalde de Nava, Juan Cañal.

El suizo Jaques Sangrouber, fallecido en junio de 2022 a los 65 años de edad, se estableció en el municipio por ser esta la tierra de origen de su esposa. Desde su llegada, siempre mantuvo una gran implicación en la vida local y en su tejido asociativo, tal y como recordó el regidor, que lo definió como una persona inmejorable, al igual que al sacerdote Eduardo Solís.

«Personas inmejorables»

El religioso, allerano de origen, destaca también por su gran implicación social y por el enorme afecto de sus vecinos y feligreses. Impulsor de la labor de Cáritas, de la recuperación de las procesiones de Semana Santa, así como de la rehabilitación, el mantenimiento y el cuidado de las capillas e iglesias, el Alcalde subrayó asimismo su impagable trabajo durante la pandemia, «cuando no podíamos llegar a algunas familias y ahí estaba siempre Eduardo».

Del cariño y respeto hacia el sacerdote hubo muchos testimonios a lo largo del acto y en todos ellos se destacó la faceta del cura «que escucha», de la persona siempre atenta a las necesidades de los demás, aspecto en el que también incidió el regidor.

«Se nombra hijos adoptivos a dos personas excepcionales, inmejorables. Y de ello han dado constancia las intervenciones que aquí ha habido. El Ayuntamiento quería que este fuese un acto en el que hablase la gente, porque ellos son dos personas de las que hacen pueblo y el lleno en esta jornada en esta Casa de Cultura también lo demuestra», concluyó Cañal.