Los vecinos de Tarna tendrán la última palabra sobre lo que se hará en la Casa del Urogallo, cuya devolución al Ayuntamiento de Caso, tras pertenecer durante años al Principado sin darle un uso, se formalizó ayer por la tarde. Sobre la mesa, la posibilidad de habilitar un centro social o un albergue. Todavía no está decidido, pero lo que sí tienen claro los vecinos es que lo que ahora reciben, el edifico al que apodan "el tanatorio" por su estética y por "desentonar" con un pueblo de montaña, es menos de lo que perdieron en su día. "Es un local que ahora da para bien poco", subrayó la alcaldesa pedánea, Gloria Martínez.

El acto estaba inicialmente previsto para las cinco de la tarde, pero no fue hasta las seis y media cuando se llevó a cabo en el ayuntamiento casín. Participaron, además de Martínez, como representante de los vecinos, el alcalde del concejo, Miguel Fernández, y el Consejero de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Fernando Lastra. Sirvió para que el Principado intentara "salvar un agravio. Se hizo una actuación a disgusto de los vecinos, y no se restituye la situación que había, pero allí se hizo una obra, que debía tener un uso, y ahora serán los vecinos los que decidirán, junto con el Ayuntamiento". La Casa del Urogallo se inauguró en mayo de 2010, tras haber invertido en ella más de 676.000 euros. En marzo del año anterior se demolieron las antiguas escuelas, pese a las fuertes protestas vecinales. "Este es el principio de cualquier otra solución", añadió Fernando Lastra. Miguel Fernández expuso que "el Ayuntamiento entendía que era un edificio al que había que darle una solución. Y si se hizo en contra de la voluntad vecinal, entonces ni yo era Alcalde, ni el Consejero el responsable, lo que hacemos ahora es tratar de remediar lo que se hizo". "Lo que fue el inmueble de la Casa del Urogallo será lo que los vecinos quieran", añadió el regidor casín, "y no vamos a soltarle un muerto al pueblo de Tarna, nada más lejos de la realidad. Si ellos ven conveniente hacerse cargo de él, lo harán. Y si no quieren, o no pueden, el Ayuntamiento buscará una solución. Y nunca será en contra del pueblo, será para con ellos y para beneficiar al pueblo". "No caeremos en el mismo error de hacer una obra en el pueblo y en vez de traer beneficios, traer malestar", concluyó Fernández.

La alcaldesa pedánea de Tarna destacó que "no es fácil que las administraciones reconozcan el error que cometieron, la desvergüenza que se cometió con el pueblo de Tarna, que tanto luchó para que no se derribaran las antiguas escuelas". Martínez subrayó que era un inmueble especial "por muchas circunstancias, allí fuimos muchos a la escuela, y muchas familias tuvieron que vivir allí cuando se quemó el pueblo".

Cuando se impulsó la fallida Casa del Urogallo "teníamos muchos proyectos para aquel edificio, porque era grande. Daba para el urogallo, para los vecinos, para muchas cosas, una biblioteca que teníamos en proyecto. Un buen día vinieron y lo derribaron. Es el sentir del pueblo". El actual edificio "es un local que da para bien poco. Antes eran dos viviendas, cada una con tres habitaciones, cocina, un baño, dos aulas, una para 28 y otra 29 niños. Era un edificio muy grande, con posibilidades. Pues ahora no sé lo que se podrá hacer en él, su superficie útil". La última palabra "la tendrán los vecinos".