Enrique del Teso | | Presenta hoy en Ciaño su ensayo sobre la propaganda de ultraderecha

"Donde hay ultraderecha la gente se tolera menos; el correlato de Vox es Putin"

"A los fachas les encanta que les insultes pero odian que los describas"

Enrique del Teso en una imagen de archico. | Fernando Rodrígeuz

Enrique del Teso en una imagen de archico. | Fernando Rodrígeuz / David Orihuela

David Orihuela

David Orihuela

Enrique del Teso es profesor de la facultad de Filología de la Universidad de Oviedo, lingüista experto en semántica, sobrepasa los límites puramente académicos con sus ensayos sobre comunicación. Hoy a las 20.00 horas presenta en la Casa de la Buelga de Ciaño su último libro, "La propaganda de ultraderecha y cómo tratar con ella". El acto está organizado por la asociación Cauce del Nalón en colaboración con la Universidad de Oviedo y LA NUEVA ESPAÑA.

–¿Qué ocurre con la propaganda de la ultraderecha?

–Que tiene perpleja a la gente, como a veces ocurre con la publicidad. Es como si alguien creyese que de verdad va a vivir mejor por beber Coca-Cola.

–Pero avanza.

–Sí, y cuanto más presencia, más odio, más agresividad y más exclusión. Avanza porque no utiliza la violencia, no pega tiros. No quiere el poder por un golpe de estado. Tiene una propaganda muy eficaz, es una batalla puramente comunicativa y no por las dotes oratorias de Santiago Abascal o de Ortega Smith, es porque tienen mucha financiación.

–¿Es tan preocupante?

–Hay que tomárselo muy en serio. La batalla de la comunicación consiste en meter en el cerebro de la gente cosas que afectan a su conducta. En el libro intento explicar qué es lo que están haciendo y luego dar recetas para poner un cortafuegos.

–¿Cómo funcionan?

–Ellos intentarán siempre encajar lo que pretenden en las tradiciones existentes para luego presentar a los progresistas como enemigos. Impostan en el lenguaje de los humildes. No logran una penetración en esas capas humildes pero si están consiguiendo que esa gente desconecte de la izquierda, que la izquierda les caiga mal. Y lo hacen presentándolos como progres urbanos que miran a los humildes por encima del hombro.

–Y utilizan bulos.

–Aceptamos los bulos porque aceptamos las palabras que encajan con una emoción negativa. Si nos dicen que en Cataluña los niños que hablan castellano no pueden ir al baño en el colegio sabemos que es imposible, pero si estás harto de la cuestión catalana coges el bulo y lo repites. Todos tenemos emociones negativas. Sabes que la ultraderecha puede ser una cosa horrible en su conjunto pero si estás harto de la cuestión independentista coincides en esto con Vox. Otro de sus juegos es cuando hablan de pin parental, no deberíamos utilizar nunca ese término cuando no es más que una censura católica. Uno de sus objetivos es que utilicemos su lenguaje y conseguir titulares. Como cuando Ayuso dijo que a ella le gustaba España como era antes de los árabes. Pero si España no existía...

–Como vincular los ataques terroristas de Algeciras con el Islam.

–Y con la política de inmigración. La propaganda funciona así y lo que ocurre al final lo hemos visto con el asalto al capitolio de Estados Unidos y con Bolsonaro en Brasil. Donde hay ultraderecha la gente se tolera menos. No están ahí porque sean más listos sino porque son muy ricos.

–Dice que no quieren llegar al poder con un golpe de estado.

–No. Y una vez en el poder no les hace falta eliminar la democracia en su morfología. El correlato ideológico de Vox es Putin. Si tienes un sistema donde hay elecciones pero está rota la separación de poderes, no hay alternancia en el gobierno y la prensa está amordazada, tiene aspecto de democracia pero es una dictadura de facto. La democracia puede inutilizarse sin perder su morfología externa.

–La propaganda no es nada nuevo.

–No. Lo nuevo son nuevas tecnologías y Podemos ya las utilizó muy bien en 2014 pero con fines completamente opuestos. La propaganda actual está basada en las redes sociales y en las debilidades de la sociedad. La gente entiende regular lo que está pasando. Todo el mundo tiene horizontes muy cortos. Hay recelos, miedos, frustraciones y la propaganda es muy eficiente sobre esas pulsiones de odio. La ultraderecha quiere inutilizar la democracia con el aplauso de los ciudadanos.

–¿Cómo se combaten esa propaganda de ultraderecha?

–La historia de la derecha es clasista, racista, negacionista, violenta, autoritaria y machista y cada vez que dicen un disparate hay que utilizar esos seis marcos. En vez de desmayarte hay que hablar con ellos y explicarles que claro que "los tuyos siempre han sido racistas". A los fachas les encanta que les insultes pero odian que los describas.