Entrevista | Roy Galán Escritor y activista LGTBI+, impartió en Mieres un taller de corresponsabilidad

Roy Galán: "Los hombres tienen que verse involucrados en el feminismo; no son el enemigo"

"A las políticas que atentan contra los derechos humanos no les vamos a pasar ni una; saldremos a la calle"

Roy Galán, en la calle Jerónimo Ibrán de Mieres.

Roy Galán, en la calle Jerónimo Ibrán de Mieres. / C. M. Basteiro

El escritor Roy Galán (Santiago de Compostela, 1980) tenía dos madres que le hicieron el mejor regalo del mundo: la "Barbie" que había pedido a los Reyes Magos. Eran los ochenta, llevó el juguete a la escuela y le llamaron "marica". Pero aquella muñeca, lo sabe ahora de adulto, era mucho más que un plástico bien torneado. Era la mejor lección que aprendió en la vida: nada hay de malo en ser tú.

Y siempre ha sido él, en todas las vidas que ha vivido. Le encantaba escribir ya en el colegio, pero lo dejó de lado. "El sistema puede ser un aniquilador de la creatividad", asegura. Estudió Derecho, dice que no se había reconciliado con ese niño "con pluma" que había sido y se sentía perdido sin su madre -falleció siendo él adolescente-. Quería quitarse la losa que le habían puesto encima, y esa carrera le parecía "muy de hombre". Trabajó en una oficina durante once años, pero Roy Galán tiene demasiados colores para un mundo gris. Por eso se formaba en escritura creativa por las tardes. Por eso, cuando le despidieron, empezó a compartir sus relatos en redes. Actualmente, en Facebook, tiene 264.000 seguidores. Ha publicado siete libros. Esta semana ha impartido en Mieres un taller de corresponsabilidad y cuidados (organizado por la concejalía de Igualdad, que dirige Nuria Rodríguez). En uno de los descansos, conversó con LA NUEVA ESPAÑA. Prometido: escucharlo es siempre un placer.

-¿Cómo se sentía un niño de los ochenta en una familia con dos madres?

-Es una situación distinta, anómala, porque la diversidad está en casa. Normalmente es al revés; la norma impera en casa y fuera conoces la diversidad. Yo vivía en un lugar en el que el mundo era así, para mí no había ningún tipo de extrañeza en que dos mujeres se pudieran querer porque eran mis madres. Mi conflicto surge cuando voy al colegio y descubro que fuera ya no había esa diversidad.

-¿Fue entonces cuando descubrió que su familia era diversa?

-Cuando la gente, la sociedad, empieza a tener ciertas expectativas sobre mi vida. Como cuando tenía que rellenar un nombre de padre en la ficha de inicio de curso. Me daba vergüenza porque, cuando eres pequeño, no tener lo que tienen los demás te da vergüenza. Ni siquiera tenía un libro de familia, porque mi madre no estaba casada. Nos dieron un "libro de filiación" que pone que soy hijo de José. Tenía que haber un padre, sí o sí, aunque fuera a efectos de diversificación.

-¿Cómo ha influido su infancia en el adulto que es ahora?

-Crecer con dos madres me dio el poder de saber que el mundo era mucho más amplio de lo que nos estaban contando. Es un aprendizaje bestial sobre la diversidad del mundo. Recuerdo cuando los niños del pueblo cogían una revista pornográfica y decían: "Mirad lo que hacen las lesbianas". Y yo sabía que no era esa la realidad. Sí, quizás hicieran eso, pero había mucho más. Estaban las peleas, las peleas con nosotros, los besos, ver "Hola, Rafaela". Estaba la vida. Saber tan pronto que el mundo es diverso me dio un súper poder y mucha tranquilidad. Me dio felicidad.

-¿Por qué aún hoy hay niños que rechazan la diversidad?

-La diversidad cuestiona la norma. El hombre que parezca el más hombre, la mujer que parezca la buena mujer... Hay algo de ficción en todo esto. No se trata de aceptar o no aceptar a los demás, se trata de desmontar la norma. Antes de nacer ya hay un destino fijado para cada uno de nosotras y nosotros, como esas fiestas que se han puesto de moda del "Gender Reveal" (revelación del sexo durante el embarazo). Es un destino que nos marcan y que puede generar malestar, incluso violencia. La cuestión es que la norma se está creando, y que en las aulas se mantiene esa heteronormatividad. Hay una norma y todo lo que se salga va a ser señalado. Ahí entran gordos, maricas, la puta de la clase. No es una cuestión de educación en valores, que no ha funcionado nunca, es una cuestión de "deseducación" de la norma. Hay que decir a los niños y las niñas que los cuerpos son diversos, que pueden existir familias diversas, jugar juntos desde siempre y para siempre, que se termine que haya "cosas de niños" y "cosas de niñas". Solo así se evitarán los conflictos.

-¿Cómo valora la llegada a las instituciones de partidos como Vox, que cuestionan la diversidad de género?

-Me da mucha rabia... Ha costado tanto arañar un poco de felicidad en la vida de muchas personas, que ya les tocaba... Mira, de verdad, no podemos estar otra vez discutiendo el relato, no podemos estar otra vez en guerra. Porque, quien está en guerra, no puede disfrutar de la vida. Me da mucha rabia estar otra vez defendiendo lo que ya debería ser nuestro suelo construido, otra vez nos quitan el suelo. Creo que es indecente que haya gente que haga políticas con los derechos humanos. He escuchado decir a Ana Botella que mi familia eran "peras con manzanas". Y eso se me quedó muy grabado, era adolescente. Si das un discurso político de odio contra un colectivo vulnerable, lo que estás es permitiendo que la gente de la calle siga perpetuando ese odio.

-Habla con cierta impotencia...

-Sí, como cuando ves correr un jarrón y sabes que se va a romper sin que tú puedas agarrarlo. Lo que sé es que tenemos los afectos, tenemos las familias que hemos construido. Tenemos la imaginación y la creatividad, que es lo que nos ha salvado toda la vida. Seguimos vivos, y está claro que sobreviviremos. Y lo pondremos difícil, no estamos en el año 2000. Saldremos a la calle, que se puede volver tremenda para determinadas políticas y no les vamos a pasar ninguna.

-En Mieres habló de corresponsabilidad, ¿Existe la conciliación familiar?

-No existe la conciliación para la mujer. Han asumido casi en exclusiva los cuidados de menores y mayores. Las mujeres se han incorporado al mundo laboral sin poder abandonar lo doméstico, y los hombres no han hecho ese viaje al revés. Esto viene de esa diferenciación de la que hablábamos, los niños no juegan a cuidar. Y tú tienes que imaginarte algo para hacerlo realidad. Los cuidados se ven como algo femenino. A los hombres se les asigna cierto descuido. Esto se construye así, entonces para hablar de corresponsabilidad primero habría que mirar por qué los hombres llegan a ser hombres de esa manera.

-¿Considera la inclusión de los hombres en el feminismo un primer paso para cambiar esta situación?

- Es un tema delicado, la verdad. Hay mucho debate. El enfoque que más me gusta es el de interpelar a todos los hombres para que se sumen a un movimiento que no solamente viene a cuestionar sus privilegios, sino también a hablar de sus malestares. Eso es lo más importante que tenemos que hacer. El enemigo no son los hombres, es un sistema que atraviesa a todos los seres humanos; que es un sistema sexista. Si los hombres no están, nada va a cambiar. Si no somos capaces de involucrar a los hombres en el feminismo, dará igual lo que hagamos. Los hombres también tenemos género, algo que parece que nos construimos también. Si el feminismo no integra, si no pone el foco también en esos maletares de los hombres, ahí estará el antifeminismo. A veces no sé de qué hombres se habla... Quiero decir, esos hombres son tu hijo, tu hermano o tu primo. Los hombres no son setas. Antes de que un hombre, que puede ser tu hijo, se convierta en un violador vamos a ver qué hacemos. Es súper importante que los hombres sientan que tienen algo que ver con el feminismo, no solo por justicia social, no solo como aliados o como ayudantes, sino porque hay mucho que ganar. Yo fue un chico con pluma al que muchas veces hicieron sentir que era un hombre defectuoso.

-Dice que se siente un "dinosaurio" cuando dice que es "gay", ¿Son anticuadas las etiquetas?

Son necesarias para visibilizar, para que la gente entienda que existen. Pero creo que estamos en un momento muy interesante, la gente joven está dándonos unas lecciones muy interesantes en todos estos temas. Sobre todo, porque no le dan tanta importancia. Están mucho más conectados al deseo, y abiertos, eso es fundamental porque te conecta con la vida.

Suscríbete para seguir leyendo