Pilar Estébanez, la hija de La Rebollada que cumple un siglo junto con la iglesia

Fue una de las primeras vecinas bautizadas en el emblemático templo mierense, reconstruido en 1923 con materiales de Fábrica de Mieres | El Padre Ángel celebró el sábado el centenario de la iglesia de su pueblo

Arriba, voluntarios de Protección Civil llevan en bolandas a Pilar Estébanez para que acuda al oficio religioso. Abajo, el interior del templo lleno de feligreses durante la misa. | Miki López

Arriba, voluntarios de Protección Civil llevan en bolandas a Pilar Estébanez para que acuda al oficio religioso. Abajo, el interior del templo lleno de feligreses durante la misa. | Miki López / C. M. Basteiro

Llegó la primera a la iglesia de María Magdalena de La Rebollada, el sábado por la mañana. Dos voluntarios de Protección Civil de Mieres la levantaron, en su silla de ruedas, para salvar los empinados peldaños de la entrada. Lo que hiciera falta, ella no se lo podía perder. María del Pilar Estébanez tiene cien velas ya sopladas. Y fue una de las primeras niñas que se bautizaron en la emblemática iglesia mierense, que acaba de conmemorar su siglo de historia.

Pilar Estébanez, la hija de La Rebollada que cumple un siglo junto con la iglesia

Pilar Estébanez, la hija de La Rebollada que cumple un siglo junto con la iglesia / C. M. Basteiro

En primera fila y con los ojos muy vivos, Pilar Estébanez siguió la misa de celebración por los cien años de la iglesia de La Rebollada. Un oficio presidido por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, y cooficiada por sacerdotes del concejo. Entre ellos, el muy querido Padre Ángel. Fundador de "Mensajeros de la Paz", es "Hijo Predilecto" de Mieres y natural de La Rebollada. "Del Padre Ángel me acuerdo de siempre, pero yo era algo mayor que él, que quede claro", apuntó, con la sonrisa en la boca, Estébanez.

Mira al techo de la iglesia, ya terminado el oficio. Y llegan los recuerdos: "En esta iglesia pasaron muchas cosas, claro. Porque antes, cuando yo era joven, la iglesia era muy importante en los pueblos". La de La Rebollada tiene mucha historia. El templo original data del Prerrománico, pero aquella pequeña iglesia no era suficiente para los muchos peregrinos que llegaban a la localidad.

Fue derruida, por acuerdo de autoridades y vecinos, para construir una nueva. Del templo original, sólo se convervan los canecillos del tejado. Son varias cabezas de animales monstruosos que adornan los aleros, tanto en el que da a la carretera como en el opuesto.

"Yo no me doy cuenta de que la iglesia haya cambiado mucho estos años, lo que sí te puedo decir es que siempre fue muy guapa", apunta Pilar Estébanez. Cuando era poco más que una niña, la guerra lo volvió todo oscuro. Los vecinos se refugiaban en el templo cuando escuchaban que los aviones volaban bajo. Alguna mujer mayor rezaba el Rosario. "Estas paredes vieron mucho, mucha pena y también mucha alegría", afirma la mujer.

Unas paredes robustas y de segunda mano. Porque las piedras y otros materiales que se utilizaron para la construcción de la iglesia de María Magdalena llegaron desde Fábrica de Mieres. La construcción de la carretera había obligado a derribar una capilla protestante. "Por eso está aquí enterrada Marta Guilhou (nieta de Numa Guilhou, fundador de Fábrica de Mieres)", matiza Miguel Ángel Martín, presidente de la asociación de vecinos de La Rebollada.

Como si ya estuviera escrito, la vida de Pilar Estébanez también estuvo ligada a Fábrica de Mieres. Allí trabajó como secretaria. "Me manchaba mucho, porque había que coger montones de papeles y la tinta no se conservaba como la de ahora", comenta mirándose las manos. Hace tiempo, decidió trasladarse a Oviedo para estar más cerca de sus familiares. Como su prima Pepita Estébanez, que la acompañó al centenario de la iglesia. Adelantada a su tiempo, Pilar no escuchó a los le decían que tenía que encontrar un "buen hombre" para casarse. "Fui muy feliz soltera".

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