La factura del IBI bate récords en Mieres tras registrar la mayor subida de los grandes concejos

La actualización de los valores catastrales empujó el importe de los recibos de 2022 por encima de los 8,5 millones de euros

La zona del parque de La Mayacina en Mieres.

La zona del parque de La Mayacina en Mieres. / R. Mayordomo

Luis Gancedo

Luis Gancedo

Los recibos del impuesto de bienes inmuebles (IBI) de naturaleza urbana que la administración tributaria pasó al cobro a los mierenses en 2022 ascendieron a 8,51 millones de euros, un nuevo máximo histórico, según datos de la Dirección General del Catastro. Esa factura total –que no tiene por qué ser igual a la recaudación obtenida por el Ayuntamiento, condicionada por posibles impagos, demoras y otras visicitudes– se produjo en un ejercicio en el que, con las recientes elecciones municipales a la vista, los principales concejos asturianos tendieron a moderar el IBI, rebajando los tipos o actuando sobre otros parámetros.

El Ayuntamiento de Mieres, gobernado entonces y ahora por IU, mantuvo estable el tipo de gravamen del IBI en 2022 (0,854%) que se aplica sobre el valor catastral de los inmuebles (base imponible) para calcular el importe del recibo (cuota líquida, una vez aplicadas las bonificaciones que puedan corresponder). Pero congelar el tipo no supuso congelar el tributo, como ocurrió del mismo modo durante la mayoría de los últimos diez años. Ha sido así porque en cada uno de esos ejercicios se han incrementado los valores catastrales, de acuerdo con la norma estatal según la cual la actualización del catastro –la última de Mieres comenzó a surtir efectos en 2014– se difiere en diez años, en lugar de ser aplicada de golpe, para evitar una escalada súbita y singularmente gravosa para los contribuyentes ("catastrazo").

Para amortiguar el impacto de la subida anual de los valores catastrales, ha sido habitual en los grandes concejos asturianos que sus corporaciones aprueben rebajas del tipo de gravamen. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Langreo lo ha hecho sistemáticamente cada año desde 2014, cuando, al igual que en Mieres, comenzó la vigencia de su revisión catastral. La corporación mierense, en cambio, redujo el tipo de gravamen únicamente en tres de los diez ejercicios comentados (2014, 2018 y 2019). Esa divergencia entre las políticas tributarias de Mieres y Langreo queda al aire con el siguiente cálculo: conforme a la información estadística del Catastro, la factura mierense del IBI urbano creció el 17,7% en cinco años –sin que haya crecido significativamente el número de recibos–, mientras que la de Langreo lo hizo el 4,3%.

De acuerdo con las mismas cuentas oficiales, el avance relativo anual de los ingresos potenciales por IBI fue en 2022 en Mieres (4,37%) el más alto entre los seis principales municipios de Asturias (ver gráfico adjunto). En tres de ellos (Oviedo, Gijón y Langreo) bajó la factura del tributo que más dinero aporta a la financiación de los ayuntamientos.

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