Carroñeros "espías": Un estudio con lobos y buitres leonados revela el incumplimiento de normativas ambientales

Los investigadores, que pertenecen al Instituto para la Biodiversidad del campus de Mieres, revelan que solo el 5% de los cadáveres de animales que se abandonan cumplen la legislación

Un cadáver de un animal devorado por la carroña. | Universidad de Oviedo

Un cadáver de un animal devorado por la carroña. | Universidad de Oviedo

Andrés Velasco

Andrés Velasco

Si ve un buitre leonado comer carroña, no se fíe, podría ser un "espía". Y es que investigadores de la Universidad de Oviedo y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), pertenecientes al Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB), ubicado en el Campus de Mieres, han publicado un estudio que muestra la utilidad de la fauna equipada con dispositivos GPS como centinela del grado de cumplimiento de normativas ambientales. Para ilustrar este potencial, los investigadores han utilizado la información aportada por buitres leonados, equipados con sensores de ubicación en tiempo real en Asturias, Castilla y León y el norte de Portugal, y por lobos, equipados con GPS en Asturias. La idea fue la de evaluar si las carroñas de ganado que quedan en el campo cumplen con la normativa europea que permite su abandono para contribuir a la conservación de la biodiversidad. El estudio acaba de ser publicado en la revista "Journal of Applied Ecology", de máximo impacto en su área del conocimiento, y los resultados no han sido buenos: apenas el 5% de la carroña cumple la normativa.

Esta investigación se ha fundamentado en visitar sobre el terreno lugares de alimentación de los individuos equipados con GPS que permitieron localizar cientos de cadáveres de ganado. En ellas, se evaluó el cumplimiento de los diferentes criterios exigidos por las normativas: desde si la carroña estaba dentro de las áreas autorizadas para el abandono de cadáveres de ganado en el campo (conocidas como Zonas de Protección para la Alimentación de Especies Necrófagas, ZPAEN) hasta la distancia desde el animal muerto a edificios, cursos de agua, líneas eléctricas o aerogeneradores. "El análisis de las carroñas, localizadas en tres comunidades autónomas diferentes (Asturias, Galicia y Castilla y León), así como en el norte de Portugal, gracias a estos individuos centinelas, mostró un nivel de cumplimiento de la normativa de gestión de carroñas de ganado muy escaso, inferior al 5 % en todas las regiones estudiadas, lo que revela una notable falta de correspondencia entre lo que recogen las normativas y lo que sucede en la realidad", señalan desde la Universidad de Oviedo.

Los fuentes de la entidad universitaria explican que "el mayor grado de cumplimiento se detectó en Asturias, y aumentaría con la ampliación de las áreas autorizadas para el abandono de cadáveres de ganado en el campo en el occidente de la región. Además, las distancias a infraestructuras y cursos de agua a las que se permite el abandono de carroñas varían considerablemente entre regiones, lo que afecta también al grado de cumplimiento de la normativa europea". Los investigadores recomiendan una valoración detallada de los riesgos asociados con estos criterios para adecuar mejor las distancias a la realidad existente en cada zona".

Homogeneizar los criterios seguidos en cada región para autorizar el abandono de carroñas de ganado en el campo, simplificar los trámites burocráticos para que los ganaderos se acojan a este sistema e informarles de su existencia son algunas de las recomendaciones que emanan de este trabajo. "En el caso concreto de la normativa europea de gestión de carroñas de ganado sería recomendable implantar un programa de seguimiento in situ que permita clarificar cuáles son sus beneficios tanto para la conservación de la biodiversidad como para el control de posibles riesgos para la salud humana y animal; el seguimiento GPS de especies carroñeras aporta una valiosa información en este sentido", destaca Patricia Mateo-Tomás, profesora del Departamento de Biología de Organismos y Sistemas de la Universidad de Oviedo.

Los ejemplares utilizados en este estudio forman parte de una red centinela que desde hace años aporta información a las administraciones para luchar contra el furtivismo y otras amenazas para la fauna, y ahora este trabajo muestra una utilidad más de esta red. "Los resultados de este trabajo ofrecen un ejemplo práctico del enorme potencial que tiene el seguimiento GPS de fauna silvestre de cara a evaluar el cumplimiento de normativas que afectan a su conservación", comenta José Vicente López-Bao, investigador del IMIB. Los autores del trabajo destacan también la utilidad de esta aproximación a la hora de identificar aquellos aspectos que convendría mejorar para incrementar la efectividad de las regulaciones ambientales.

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