El nombre de las bibliotecas

La retirada de la denominación "Almudena Grandes" al centro cultural de Logroño

José Luis Campal Fernández

José Luis Campal Fernández

La inauguración el pasado lunes 23, víspera del Día de las Bibliotecas –que se celebra todos los 24 de octubre desde 1997, impulsado por la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil–, de la nueva sede de la Biblioteca Provincial de Córdoba, a la que se le ha asignado el nombre de Grupo Cántico (uno de cuyos puntales de lanza, Pablo García Baena, fue, hace 39 años, Premio Príncipe de Asturias de las Letras en su cuarta edición), ha removido la polémica (rencorosa, diría yo, e insultante) decisión del Gobierno de La Rioja de despojar por las bravas a la Biblioteca de Logroño de su atribución nominal a Almudena Grandes, aduciendo el inculto consejero de Cultura que todas las entidades bibliotecarias autonómicas o provinciales "solo llevan el nombre de la región". Lo dice con rotundidad (falsaria) y se queda tan ancho el hombre.

Esa patraña de la anonimia como regla genérica se desmonta por sí sola acudiendo al directorio de las BPE (Bibliotecas Públicas del Estado), dependientes del Ministerio de Cultura y Deporte, a la que pertenece el centro en cuestión. Así, observamos que la BPE de Almería se llama Francisco Villaespesa; la de Sevilla, Infanta Elena; la de Teruel, Javier Sierra; la de Ciudad Real, Isabel Pérez Valera; la de Cuenca, Fermín Caballero; la de Girona, Carles Rahola; la de Ceuta, Adolfo Suárez; la de Madrid, Manuel Alvar; la de Alicante, José Martínez Ruiz “Azorín”; la de Orihuela, Fernando de Loazes; la de Valencia, Pilar Faus; la de Badajoz, Bartolomé José Gallardo; la de Cáceres, Antonio Rodríguez-Moñino y María Brey; la de Mérida, Jesús Delgado Valhondo; la de A Coruña, Miguel González Garcés; la de Ourense, Nós; la de Pontevedra, Antonio Odriozola; la de Santiago de Compostela, Ánxel Casal; la de Palma de Mallorca, Can Sales; la de Salamanca, Casa de las Conchas; la de Gijón, Jovellanos; y la de Oviedo, Ramón Pérez de Ayala.

Almudena Grandes

Almudena Grandes / Óscar Cañas

¿A qué se debe, entonces, esta desnaturalizada aplicación de la tijera censora que busca cercenar de la denominación logroñesa el reconocimiento a la figura de Almudena Grandes? Pues, básicamente, a que lo que estaba homenajeando esa institución cultural en su encabezamiento no resultaba del agrado de los mandarines de la derecha, aunque en diciembre de 2021 el Consejo de Gobierno regional (de otro color partidista) hubiera decidido recordar, para las generaciones venideras, a una malograda novelista que fue en vida, aparte de una autora con acreditados méritos, azote de los apologetas franquistas. Y que, además, tenía antecedentes familiares en territorio riojano, ya que su bisabuelo Moisés Grandes había nacido en Soto en Cameros, con lo que la otra imputación de que la escritora carecía de anclaje o vinculación con la comunidad autónoma vitivinícola se cae, igualmente, por su propio peso.

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