¿Quién quiere jugar al fútbol pudiendo patinar? La historia del joven Daniel Bermúdez, segundo en la Copa del Mundo infantil

El riosano se resistió a la pasión por el balompié de su padre y apostó por algo muy diferente

Daniel Bermúdez, en la Copa del Mundo de patinaje artístico

Daniel Bermúdez, en la Copa del Mundo de patinaje artístico

Antonio Lorca

Antonio Lorca

Javier Bermúdez lo intentó de muchas maneras, pero no había forma de convencer a su hijo Daniel para que se pusiera a jugar al fútbol. Y eso que él, su padre, entrenaba a un equipo en Mieres y a veces se lo llevaba al campo para intentar que le picara el gusanillo. «Yo lo quería meter al fútbol pero es que no le gusta», explica, resignado, el padre del actual subcampeón de la Copa del Mundo de patinaje artístico de categoría infantil, título que consiguió en Trieste (Italia). Cerca del campo de fútbol, un día de los que acompañaba a su padre, Daniel escuchó música y vio a gente haciendo algo que le llamó mucho más la atención que andar pegándole patadas a un balón:«Me lo dijo él, oye esto me gusta, yo sí que le había dicho que tenía que hacer deporte y así fue como comenzó, hablamos con la entrenadora y empezó ahí, en Club Patín Mieres», explica el padre. 

Un año después cambió al Ovetus, en el que sigue.Desde el principio se le dio bien y enseguida entró en el equipo de competición. Su entrenador es Richard Carbajales Hevia, con el que el riosano ha logrado ya un montón de títulos, tanto a nivel regional como nacional. El segundo puesto en la Copa del Mundo ha sido un espaldarazo enorme para este joven de 13 años que vive prácticamente pegado a unos patines.«A veces come en el coche, se cambia y se va a entrenar. La verdad es que él no para, nosotros lo acompañamos a todos los viajes, la madre es la que se encarga de todo, además, esto va a coste de los padres», explica Javier Bermúdez sobre lo que les supone que su hijo sea tan bueno en esto. Los siguientes retos son el regional en septiembre, el campeonato de España en octubre y más adelante el Europeo en Suiza. Y todo sin darle ni una patada al balón. 

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