El Real Oviedo y la cuesta de enero

El primer mes del año es para los jugadores tan dura como para los ciclistas subir el Angliru

Manuel Campa

Manuel Campa

Los seguidores jóvenes del Real Oviedo lamentan cómo afectó la "cuesta de enero" a los resultados del equipo en las últimas temporadas de la liga de fútbol. Pero, si escucharan a los viejos aficionados, sabrían que la "cuesta de enero" ha resultado muy dura para el equipo de la capital del Principado desde hace ya muchos años. Hace más de medio siglo, hubo una "cuesta de enero" tan demoledora que las tertulias de aficionados intentaron encontrar un diagnóstico de la causa del desastre futbolístico de cada nuevo año. Distinguidos aficionados del Oviedo fueron, en primer lugar, al bar Lisboa –que estaba en la zona actual del edificio "jirafa"-, donde solían parar los excelentes jugadores del Cono Sur de América: argentinos, uruguayos y paraguayos. Los aficionados entraron hasta la cocina sin encontrar nada reseñable. Después, visitaron las cooperativas del vino y del pan -VINASA y PANIS-, llegando a la conclusión de que aquel pan y aquel vino, lejos de paralizar a los futbolistas, los hacía salir disparados como voladores. Hablaron también con vinateros de prestigio, como Mangas en Mieres, y Heliodoro en Aller. Mangas, que era oriundo de la Nava del Rey, les explicó que el vino de la Ribera del Duero era el mejor, y que llegaría el día en que competiría y sería tan importante como el vino de La Rioja, lo que ya se ha cumplido totalmente. Por eso, un solo vaso de vino de Ribera en las comidas no "disminuye el rendimiento deportivo de los futbolistas". Pero el diagnóstico más preciso lo dieron los jugadores de bolos. El síndrome de la "cuesta de enero" del Real Oviedo, cuando los delanteros se quedan paralizados, como pasmados, sin chutar, ante la portería contraria –como sucedió ante el Amorebieta hasta tres veces- es como cuando los jugadores de bolos beben sidra de "puxarra", y la bola se vuelve "pingona" y cae antes de llegar a la bolera.

A la actual situación, de jugadores clave lesionados, más la incorporación al equipo de nuevos futbolistas, más el enfrentamiento inmediato a los primeros clasificados, hay que sumar la "cuesta de enero" que –aunque no seamos supersticiosos- afecta al Real Oviedo desde hace más de medio siglo. El excelente grupo de "jóvenes atletas del once local" –como decía un ilustre periodista- merece el apoyo firme de los aficionados, al menos hasta que pase la "cuesta de enero", que para el Real Oviedo es, con frecuencia, tan dura como para los ciclistas subir el Angliru.

Suscríbete para seguir leyendo