Entrevista | Carlos Paniceres Presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo

"En Asturias existe el frente del no: se quejan de todo, pero no quieren que nada cambie"

"Nos falta ambición. No me frustra perder, sino que no se tomen riesgos por miedo a fracasar. Lo peor es dejar pasar las oportunidades"

"No se puede estar en contra a la vez de térmicas, nucleares, eólicos y fotovoltaicas"

"Estamos todos muy preocupados y conteniendo el aliento por la inversión de ArcelorMittal"

Carlos Paniceres, en la sede de la Cámara de Comercio de Oviedo.

Carlos Paniceres, en la sede de la Cámara de Comercio de Oviedo. / Miki López

"En Asturias existe el frente del no: hay quienes se quejan de todo, pero no quieren que nada cambie", sostiene Carlos Paniceres (Priandi, Nava, 1969), presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo. Afirma que "en Asturias siempre hay unión en contra de algo y no a favor" y que "esto y los localismos son el mayor problema de la región". Cree que habrá buena noticias sobre Amazon, no descarta que Asturias aún tenga posibilidades con BYD y expresa la preocupación generalizada existente a la espera de noticias de la inversión pendiente de ArcelorMittal.

–¿Qué balance hace del ejercicio?

–Ha sido un año electoral y desde el punto de vista económico suelen ser ejercicios perdidos porque se paralizan muchas acciones de gobierno. Quedaron cosas por legislar. Echo en falta leyes que no entraron en el parlamento autonómico, como la ley de proyectos singulares. También están pendientes el reglamento de medidas urgentes, la ley de Medio Ambiente, las directrices comerciales... Las directrices actuales son muy antiguas y esto nos ha hecho perder la capitalidad comercial en el occidente en favor de Ribadeo y en el oriente en beneficio de Torrelavega, que las tienen más modernas y pudieron atraer medianas superficies. Aquí las directrices estuvieron secuestradas durante 17 años. Ahora resurgen por el proyecto de Costco. La Vaguada fue nuestra en Bobes. Pero espero que no se hagan solo para esto. Necesitamos valentía, ambición y reformismo. Un reformismo no retrógrado, sino de modernización, para transformar las cosas en beneficio del interés general

–¿Por qué le da tanta relevancia a la ley de proyectos singulares?

–La necesitamos si queremos competir en la captación de proyectos. Tiene que ser una ley ambiciosa y disruptiva. No puede ocurrir que cuando llegan proyectos como el de la empresa automovilística china BYD no tengamos mecanismo de respuesta.

–¿No lo hubo?

–El inversor quiere rapidez en el tiempo de respuesta y seguridad jurídica más que subvenciones, que era lo que primaba antes. Cuando BYD visitó Gijón y la Zalia, necesitaba dos cosas: quería terrenos llanos y saber en qué plazo dispondría de ellos. No puede ser que se le responda que "no sabemos", que "tiene que pasar por la Cuota" y que también depende de otros trámites. Hay que darle seguridad de que en un año los tiene. Porque para competir tenemos que ofrecer las condiciones que dan otros y no transmitir vaguedades y dudas.

–¿Estuvo Asturias en la final?

–Hasta el 8 de enero Asturias no estaba en esta competición. La decisión se tomó ese día en una cafetería de Oviedo. Y competimos. En España las opciones eran Asturias y Puertollano, no Galicia. Galicia no estuvo en la pelea final aunque la Xunta hizo una visita a China. Pero nos faltó esa herramienta.

–Pero con Amazon si hubo rapidez de respuesta.

–Con Amazon competimos con 42 emplazamientos durante dos años. Aquí fuimos más rápidos y más valientes y el ecosistema ayudó. Amazon no vino por las subvenciones, que no hubo. Vino porque tuvo certeza en la prontitud de respuesta. Y en ello fue clave la implicación del entonces vicepresidente del Gobierno asturiano, Juan Cofiño. Dio garantías de agilidad y esto a las empresas les da mucha seguridad.

–Pero la planta de Amazon sigue cerrada pese a estar acabada.

–Espero en que próximo trimestre haya buenas noticias. Seguimos teniendo bastante interlocución con Amazon. Pero incluso sin que Amazon haya abierto, ya existe un "efecto Amazon". El polígono de Bobes era un terreno abandonado y con maleza y hoy tiene una gran demanda de parcelas.

–BYD se fue a Hungría, donde ya tiene otra factoría, ¿Qué ocurrió?

–BYD precisaba 2 millones de metros cuadrados (hubiese ocupado toda la Zalia) e iba a generar 7.000 empleos. Era un proyecto fantástico para no depender tanto de ArcelorMittal, que es una gran empresa, a la que hay que cuidar, pero que no debe ser nuestra única bala. BYD era un proyecto transformador. En la oficina económica de Moncloa estaba una ovetense, Ana Arias, que nos ayudó y peleó muchísimo. Ahora ha vuelto al Banco Mundial, en Washington. La planta acabó en Hungría. Quizá no hubo los mejores interlocutores o influyeron otros parámetros. A veces nos falta ambición. A mí no me frustra perder. Lo que me frustra es que no se tomen riesgos por el miedo a frustrarnos. Hay que jugársela. Hay que pelear. Podemos ganar o perder, pero lo peor es dejar pasar las oportunidades.

–BYD tiene pendiente de decidir otra fábrica en Europa. ¿Hay opciones para Asturias?

–El proyecto se dividió en dos. Podríamos seguir compitiendo por el segundo. Pero es fundamental no poner dificultades. Hubo otro proyecto de silvicultura al que no pudimos dar respuesta. La ordenación del territorio es clave. Tiene que estar alineada con la parte económica del Gobierno. Por eso pedimos al presidente Barbón que creara una vicepresidencia económica que lo coordinase todo para impulsar los proyectos. Buscó otro perfil de coordinación política.

–¿Cómo es la relación con la vicepresidenta Gimena Llamedo?

–Tenemos muy buen trato. Tiene mucha competencia y no tengo queja. Siempre está disponible a cualquier hora. Pero Asturias se juega su futuro en el ámbito económico y del empleo. En Asturias deberíamos tener una oficina económica como la que hay en la Moncloa. O crear una subdirección general de la Administración, que coordine los departamentos y servicios para que se pueda dar una respuesta fiable a las empresas. La "fontanería" es muy importante.

–¿Ve oportunidades?

–Va a haber oportunidades, por ejemplo, en Defensa. El "clúster" de la industria de defensa se ha hecho muy bien. Lo impulsó el actual director de Sekuens (la agencia de Ciencia, Competitividad Empresarial e Innovación), David González, que es un gran fichaje. La industria de Defensa dará buenas noticias. Ya se están produciendo. Y que se haya aprobado el convenio de la fábrica de La Vega es una gran noticia para Asturias. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha hecho mucho por Asturias. Ha hecho una apuesta importante con General Dynamics, Expal, La Vega... Le haremos un reconocimiento porque hay que criticar cuando hay que criticar, pero también reconocer cuando se hacen las cosas bien.

–¿Le inquieta la tardanza de ArcelorMittal en comprometer toda la inversión anunciada?

–Estamos todos muy preocupados y conteniendo el aliento porque es uno de los motores económicos de Asturias. El Gobierno de España ha puesto todo lo que podía poner. Pero está el coste de la energía. Hay que animarla a que haga las inversiones. Hay un asturiano, Luis Ángel Colunga, comisionado de la descarbonización y uno de los que más saben de industria, peleando para que salga adelante.

–La variante de Pajares ¿será el revulsivo que se espera?

–Quedan cosas pendientes, como desdoblar Valladolid-León, el nudo de Palencia, la liberalización ferroviaria en el noroeste para bajar tarifas y aumentar frecuencias, y otras, pero sin la variante nada de ello sería posible. La variante era la gran obra pendiente tras 40 años de espera desde que mi amigo Alejandro Rebollo luchara por ella. La llegada de los trenes Avril (calculo que en la segunda quincena de febrero) aún bajará más el tiempo de viaje. Hay que cambiar horarios. No es razonable que el primer tren a Madrid llegue a las 10.20 horas. No es competitivo para tener reuniones. Debe llegar entre las 9 y 9.30 horas. Estudiamos el efecto de la alta velocidad ferroviaria en otras regiones y vimos que en Orense aumentó el 20% el uso del camino de Santiago. Si esto ocurriese en Asturias, sería fantástico para el suroccidente, donde el Camino mantiene en pie negocios y empleo. Hay que ampliar el turismo a todo el año, no solo en vacaciones y "puentes". Y hay muchos asturianos viviendo fuera que vienen en vacaciones con sus familias y que les gustaría trabajar aquí. Asturias necesita crear 50.000 empleos. Esto supondría un 12% más de PIB. El reto demográfico se resuelve con empleo.

–La variante se reclamó en los años 80 para las mercancías. Pero usted no las ha mencionado.

–Perdimos capacidad de mover mercancías por tren. Han bajado muy significativamente tanto en Asturias como en el resto de España. Debe haber algo cultural, no solo es el coste y la tardanza. Polonia y España son los dos países en los que menos mercancías se mueven por ferrocarril. Estamos trabajando con dos consultoras y el Gobierno de Asturias. Queda mucho por hacer. Hay pocas empresas que muevan mercancía en tren. Y el tren es una gran oportunidad.

–¿Le preocupa el Suroccidente y más tras la marcha de Naturgy?

– Estoy muy entristecido por la voladura de instalaciones en la térmica de Soto de la Barca. Nos opusimos a que se inundase el terreno para devolver a su estado de hace 50 años y reclamamos proyectos alternativos. La gente quiere empleos. La marcha de Naturgy supone la pérdida del 20% del presupuesto municipal de Tineo. La empresa no está actuando adecuadamente. Iberdrola, con Exiom, tiene otra predisposición en Lada. La transición energética debe hacerse planteando alternativas.

–¿Ve futuro en el hidrógeno verde?

–No será la panacea. No es energía. Es un transmisor de energía. En Asturias la energía solar da para lo que da y necesitamos eólica. Una región industrial no puede quedar descolgada. La energía debe ser de interés general. Las empresas necesitan energía en precio y cantidad. Los bque no quieren la eólica reclama empleos industriales. Es un contrasentido. Debe haber ordenación (no la ley de la selva) y compensaciones al territorio, pero se necesita energía. No se puede estar en contra a la vez de las térmicas, las nucleares, la hidráulica, la eólica y la fotovoltaica. Fuimos exportadores de energía y ahora somos importadores. El Gobierno asturiano debe abordar un debate sereno pero frontal. No debe pasarnos como con la basura.

–¿En qué sentido?

–El de la basura fue un debate que se hurtó a la sociedad y que se cerró el falso. No se quiso la incineradora y ahora hacemos el ridículo mandando la basura a quemar a Francia, Alemania, Italia..., y pagando por ello, lo que supone más emisiones en el transporte y más coste. A partir de febrero todos pagaremos más en el recibo. Se hizo una apuesta equivocada.

–¿A qué lo atribuye?

–Hay inmovilistas de izquierdas e inmovilistas de derechas. No es una cuestión ideológica. Es el frente del no. En La Vega nadie se opuso durante doce años a la maleza y la destrucción, y ahora se oponen a todo. En Asturias siempre hay unión en contra de algo y no a favor. Esto y los localismos son los problemas de Asturias. Asturias es incapaz de dar pasos en el concepto metropolitano más allá de Cadasa y Cogersa. Necesitamos un metrotrén que una todo el centro de Asturias en veinte minutos. Tras lograr la variante, el gran reto es comunicar internamente las cuencas mineras, Siero, Oviedo, Gijón y Avilés. Creo que habrá que hacer una trazado nuevo de las cercanías porque el Feve se pensó para las mercancías y lo que hay que hacer es unir las localizaciones donde está la población. Vamos a formar un grupo de trabajo con grandes expertos en movilidad para que nos asesoren.

–Critica los localismos, pero las tres cámaras de comercio no son capaces de fusionarse. ¿Dónde quedó el proyecto para al menos coordinarse con la llamada Cámara de Asturias?

–Está aparcado. Lo peleamos, pero cuando llegamos al consejo cameral surgieron inmovilistas de las cámara y de fuera de ella a los que no les interesaba. Quedó en el dique seco. Le dedicamos mucha energía, pero en este mandato ya no le vamos a dedicar más. Deberíamos haber trabajado por una cámara única. Quizá en algún momento se llegue a hacer. Hay la idea de que nada cambie: hay quienes se quejan de todo, pero luego no quieren que nada cambie.

–¿Y la oficina económica del Principado en Madrid?

–Llevamos dos años de retraso. Espero que sea real en el próximo trimestre. Tengo la promesa del presidente Barbón. Hay que ponerse a personas al frente con contactos y que sean capaces de "lobbie" por Asturias en Madrid. Hoy la antigua oficina, en un emplazamiento muy céntrico, está cerrada cuando puede ser un escaparate fantástico de Asturias y sus campañas, un lugar de reuniones del presidente o consejeros (no es normal que hoy tengan que hacer las reuniones en Madrid en los "hall" de los hoteles) y actuar como oficina económica que esté siempre con les "oreyes tieses". Ser más proactivos en Madrid es fundamental.

–La "guerra a la burocracia" es otro de sus reclamos.

–La administración asturiana necesita un cambio. Veo a los gobernantes, incluidos muchos alcaldes, frustrados porque el sistema los atenaza y lo que debería hacerse en una hora, tarda quince días. He hablado con el consejero de Hacienda, de quien tengo muy buena consideración, aunque estuvo desafortunado al hablar de castas. Pero tiene ganas de luchar para cambiar las cosas. Valoro muy positivamente la decisión valiente que tomó en el impuesto de donaciones. Sé que hubo muchas resistencias. Y que tiene la voluntad de transformar el sistema tributario. Se necesita inteligencia fiscal en vez de ideología fiscal.

–¿Y la revisión de la financiación autonómica?

–Ahí nos la jugamos. El hoy ministro José Luis Escrivá nos dijo, cuando era presidente de la Airef, que ningún sistema que viniera mejoraría la financiación que ya tenía Asturias. En Asturias rehuimos los debates difíciles. Hay que afrontarlos y ser valientes. ¿Será sostenible el coste de la sanidad si no hacemos reformas? La política tiene, en general, demasiada inmediatez: se piensa en lo inmediato y no en diseñar la Asturias de dentro de 25 años. Los dos grandes partidos deberían dialogar más y pactar las grandes leyes. Yo valoro muy positivamente que Foro haya apoyado el presupuesto. Yo no soy de los que creen que, cuanto peor vaya todo, mejor. En Asturias lo que prima es el bloqueo. La agencia de innovación vasca se creó hace 18 años y en Asturias Sekuens fue bombardeada y salió por el empeño del consejero de Ciencia. Todo eran trabas e impedimentos. Al igual que David González en Sekuens, Begoña López, la nueva directora del servicio público de empleo (SEPEPA), es otra persona que viene con ganas y con energía. Hay que reinventar el SEPEPA. Lo mismo digo de que Ignacio Iglesias, el nuevo director general de empresas. Tiene que haber alguien que, cuando una pyme se enfrenta a un bloqueo administrativo, el resto del Gobierno deba explicarle qué está ocurriendo.

–En mayo pidieron cambiar Asturex y que las cámaras de comercio recobren el protagonismo en exportación. ¿Mantendrán esta posición?

–Pedimos refundar Asturex. Las cámaras deben tener mayor protagonismo porque el comercio exterior es una competencia cameral. Salvo en Asturias, hay pocos sitios donde las cámaras no sean líderes en internacionalización. No tiene sentido. A veces no interesa que las cámaras tengamos representación en las instituciones o se pretende que sea muy minoritaria. En Asturex tenemos un porcentaje testimonial cuando deberíamos ser el socio de la Administración en esta materia. Dejamos de acudir a las reuniones de Asturex porque el anterior consejero faltó a su palabra. Es una anomalía y nos han pedido volver a la organización. Ahora estamos en regresar y en que tengamos más implicación. Buscaremos el momento y la oportunidad para hacerlo. De hecho, colaboramos.

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