Ha coincidido en 2008 la efeméride del 110.º aniversario del nacimiento del arquitecto Manuel García Rodríguez con la destrucción de la mayor de sus obras, la gijonesa Escuela de Peritos, y la propuesta para el derribo de la lonja de Ribadesella, construcción más escueta, pero igualmente relevante.

Sin embargo, no cabe apuntar a que exista ningún complot contra este arquitecto y su obra, simplemente lo anterior es parte de la situación en la que se encuentra hoy en día la arquitectura del movimiento moderno en Asturias, parcialmente protegida, escasamente valorada y, en gran parte, sentenciada a desaparecer a corto o medio plazo.

En paralelo, existe un notable desconocimiento de quienes fueron sus autores, salvo contadas excepciones, de los que sólo existen puntuales reseñas, cuando no están envueltos por la nebulosa del olvido.

Sin embargo, puede afirmarse sin ambages que el catálogo de la obra efectuada por los profesionales que materializan la nueva arquitectura que eclosiona en Asturias a partir de 1930 cuenta tanto cuantitativa como cualitativamente con una relevancia notable a nivel nacional, a pesar de su carácter periférico y del duro contexto sociopolítico y económico vivido en la región entre 1934 y 1950.

Que hoy sean precisamente instituciones asturianas, autonómicas o locales las que materialicen o propongan el desmantelamiento de este legado debería servir para reflexionar sobre la situación crítica en la que éste se encuentra y cuáles van a ser las consecuencias a medio plazo de tan injustificable despilfarro económico y patrimonial.

Este sombrío panorama no puede aminorar la evidente luz que la figura de Manuel García Rodríguez aporta a la historia de la arquitectura contemporánea asturiana, un profesional hasta hoy casi desconocido y, sin embargo, responsable de una obra que permite integrarle plenamente dentro del grupo de tracistas que con mayor intensidad y acierto ayudaron a arraigar el racionalismo en Asturias.

Una nueva contribución de la Fundación Alvargonzález al mejor conocimiento de nuestro patrimonio arquitectónico y sus autores permite durante este mes de diciembre, en su sala de exposiciones en Cimadevilla, descubrir mediante la muestra «Manuel García Rodríguez, arquitectura y vanguardia» una selección de los quince proyectos más significativos de este arquitecto, también recogidos en un catálogo editado con el fin de servir de referencia permanente de su obra.

Cabe esperar que esta iniciativa contribuya tanto a garantizar el futuro del conjunto de la arquitectura contemporánea asturiana como a precisar fielmente cuáles fueron las aportaciones realizadas por uno de sus creadores más relevantes.