Trabajo tendrán los sociólogos para explicarnos y hacernos entender qué diablos está pasando en nuestra sociedad, en la que tenemos que recibir noticias tan contrarias a lo normal como la que nos facilitaba LA NUEVA ESPAÑA el sábado 28 de noviembre según la cual un joven de 14 años había sido detenido como presunto autor del apuñalamiento de otro joven de 15 años en un parque del barrio gijonés de El Coto.

¿Qué diablos está pasando? ¿Cómo vamos a entender que chavales en edad de formarse y de disfrutar en su tiempo libre en la mejor etapa de su vida puedan dedicarse a andar a puñaladas entre sí, destrozando con ello vidas ajenas a la vez que la suya propia? ¿Estamos regresando a la selva o qué pasa? Algo, y muy gordo, está fallando en nuestra sociedad para que haya este tipo de sucesos. Todos pasamos por esa edad y todos hicimos nuestras tonterías y trastadas, pero en cosas que no dejaban consecuencias como las que dejan casos como el que nos ocupa, y, por supuesto, ni se nos pasaba por la imaginación el intentar agredir a puñaladas a otros chavales por muy lejos que estuvieran de ser nuestros amigos.

Si tantos años de educación obligatoria, tanto gasto en intentar educarlos y tanta mochila cargada de libros nos llevan a esto, tendremos que volver a la Enciclopedia de Dalmau de los años de posguerra o a la de Álvarez de los años sesenta del pasado siglo, y a la colleja de turno por parte de padres y educadores tal como entonces se hacía, ya que el buenismo y la falta de autoridad de padres y educadores imperante en estos tiempos, en lugar de servirnos para avanzar y mejorar, da la impresión de que nos sirve para generar monstruos en lugar de para formar personas responsables y respetuosas con sus semejantes y lo ajeno en general.