Gijón llora la trágica muerte de Liviu Morar, encargado de un popular restaurante: "Era el mejor compañero, jovial y gracioso"

El trabajador de Casa Baizán, que falleció por una caída accidental, se hacía querer, especialmente en el barrio del Carmen: "Era como nuestro hermano pequeño"

El popular restaurante gijonés Casa Baizán. En el recuadro, el apreciado Liviu Morar, fallecido accidentalmente.

El popular restaurante gijonés Casa Baizán. En el recuadro, el apreciado Liviu Morar, fallecido accidentalmente.

I. Peláez

I. Peláez

La trágica e inesperada muerte de Liviu Morar, encargado del popular restaurante de la calle Corrida Casa Baizán, al caer por la ventana de un cuarto piso, ha provocado una gran consternación en la hostelería local, especialmente en los negocios del barrio del Carmen. “Trabajó conmigo tres años. Era un chaval activo y muy competente en todo. Cualquier cosa que hacía falta, siempre estaba dispuesto. Si había que pintar o arreglar cualquier cosa, era el primero en prestarse”, recordaba este lunes Francisco Delgado, dueño de la vinatería El Vino del Inca, aún impactado por lo ocurrido.

Liviu Morar, de 38 años, era natural de Rumanía, pero tenía la nacionalidad española, pues llegó “de muy guaje” a España. Su hermana, Auri, también se dedica al sector hostelero en la pulpería A feira. Ambos son muy queridos en todo el barrio del Carmen, tanto por los compañeros como por los vecinos y clientes de los negocios hosteleros. “Tanto Liviu como su hermana siempre estuvieron muy arraigados al barrio. Liviu era como nuestro hermano pequeño. Jovial, gracioso, muy educado y un gran trabajador, que había encontrado en Casa Baizán a su segunda familia”, aseguraba esta mañana Javier Rodríguez, vecino de la calle del Horno.

El fallecimiento de Liviu Morar se produjo en la mañana del domingo. Las principales hipótesis apuntan a que el encargado de Casa Baizán había salido de trabajar tras el servicio de cenas de la noche. “Estuvo trabajando, como siempre, como un campeón, hasta que marchamos a las dos de la mañana”, apuntaban esta mañana Julio Baizán y Flor Ortea en su negocio de la calle Corrida. El trágico accidente se produjo porque Liviu Morar había olvidado las llaves de su casa y trató de acceder por la ventana del patio de luces a su vivienda, en la calle Manuel Llaneza, pero, al final, acabó precipitándose desde una altura de un cuarto piso. Fue sobre las once de la mañana cuando un vecino se percató de que yacía en el patio y alertó a la Policía, según confirman a este periódico fuentes de la comisaría de El Natahoyo. Se sospecha que la caída mortal pudo producirse sobre las siete de la mañana, aunque se está todavía a la espera del resultado de la autopsia, pues el cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Oviedo.

La pérdida de Liviu Morar, “un enamorado de su moto”, recordaba ayer Javier Rodríguez, impactó durante la jornada del domingo a todos los que le apreciaban. “Cuando me llamaron por la noche no lo creía. Enseguida se enteró medio Gijón porque le conocían mucho”, apuntaba hoy Francisco Delgado.

Todos los que le conocían coinciden en lo mismo. “Tenía un sentido del humor bárbaro, llevaba el trabajo con una gracia muy particular. Todo el mundo puede confirmarlo”, aportaba Ana María Pirvu, de la vinatería La Boheme y compañera durante tres años de Morar, cuando coincidieron juntos en el Vino del Inca. “Era responsable, hacía muy bien su trabajo. Con él estuve tres años y fue de los mejores compañeros que he tenido trabajando, tanto en lo profesional como persona humana y como amigo. Estamos todos en shock, aún no lo hemos podido asimilar”, añadía Pirvu.

Las condolencias comenzaron a llegar a sus familiares, especialmente a su hermana, que también vive en Gijón. Todos sus amigos esperan poder rendirle homenaje en su funeral para recordar a “un chaval difícil de olvidar”. “El palo para el barrio del Carmen ha sido tremendo y, en especial, para Julio y Flor”, remataba Javier Rodríguez. 

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