La macroprueba para peón de Emulsa llena el recinto ferial: "Era fácil, pero somos demasiados"

Desempleados, limpiadores, pintores, camareros, educadores infantiles. No había un perfil predominante entre los 2.536 aspirantes que se presentaron ayer a las pruebas de peón de Emulsa y que, con turnos separados para hombres y mujeres, ocuparon durante toda la mañana las instalaciones del recinto ferial. Con los nervios propios de una prueba de la que solo saldrán 146 plazas –aunque de ellas 60 fijas–, los inscritos salieron del examen más bien resignados ante lo que a su juicio fue un cuestionario con demasiadas preguntas sobre legislación, por lo que vaticinan que la fase de méritos expulsará a gran parte de quienes no tengan experiencia previa en la empresa. "Muchos veníamos más por probar a ver qué tal nos salía un prueba así por primera vez. El examen es fácil, pero destacar entre tanta gente es muy difícil", señaló María Álvarez, de 25 años, que junto a su amiga Cristina Riesgo, de 26, fue de las más jóvenes aspirantes en una convocatoria protagonizada por gijoneses de mediana edad.

Lo multitudinario de la prueba obligó a activar un protocolo específico y, para los acompañantes de los examinados, un tanto tedioso. El primer turno, el de hombres, debía entrar al recinto a partir de las 8.00 horas y, el de las mujeres, a partir de las 11.30, en ambos casos para una examen que comenzaba hora y media más tarde y que comenzó con retraso. El turno femenino, de hecho, salió del recinto ya pasadas las 14.30 horas y con los primeros atascos en el entorno por el partido del Sporting. Para entonces, la explanada de entrada al recinto ferial era un reguero de maridos esperando aburridos. El más listo fue Argentino Alonso, que aprovechó el retraso para acercarse al Rastro a comprar flores y recibió a su pareja, Iliana Figueredo, con un ramo de cinco tulipanes. Ella, que está buscando empleo y se había preparado a conciencia esta prueba, salió un poco agobiada. "Una hora para cien preguntas creo que es muy poco tiempo. Tuve que dejar preguntas sin responder que igual me sabía", lamentó.

Esa hora se les hizo corta a todos. "Es una prueba abierta, puede venir quien quiera, así que los que ya tenemos experiencia en Emulsa jugamos con un poco de ventaja porque parte de lo que se nos pregunta nos suena", razonó Javier Cofiño, que explicó que el temario de la prueba supera las 200 páginas y que la mayoría de compañeros que conoce llevaban al menos tres meses estudiando a diario. Él lleva como eventual en Emulsa desde 2019 y aspira a un puesto estable porque, dijo, ya tiene a una cuadrilla de compañeros de confianza. Hasta que entró en la empresa llevaba varias décadas de peregrinaje laboral: fue pintor, camarero, carpintero y trabajó en una empresa de aluminio y una fábrica de caramelos. Gran parte de los aspirantes tenían este mismo perfil: trabajadores de mediana edad que llevan tiempo enlazando empleos poco estables y ven en Emulsa la posibilidad de un ansiado contrato indefinido.

Los aspirantes lamentaron también otros dos detalles de la prueba: que no se separase el temario de limpieza del de jardinería –las plazas se convocan por separado, pero las pruebas incluyen preguntas de ambas temáticas– y el "excesivo" protagonismo de cuestiones sobre legislación. "Decían que era importantísimo saberse el callejero y cayeron como cinco preguntas", se lamentó Laura Hernández, limpiadora, examinada ayer junto a Alina Valentina, empleada de hostelería, y Teresa Martínez, educadora infantil.

A la prueba se habían apuntado 3.634 cuatro personas, por lo que la convocatoria se saldó con la asistencia del 70 por ciento de los inscritos, un porcentaje habitual en este tipo de convocatorias. Tras la fase de méritos, que premiará la experiencia, se asignarán 60 plazas fijas –41 para el turno de limpieza y 19 para jardines– y otras 86 fijas discontinuas, 71 de limpieza y 15 para jardines.

Suscríbete para seguir leyendo