La madre de Olivia "distinguía el bien del mal" cuando mató a su hija en Gijón, afirman los forenses

El informe psiquiátrico confirma que la mujer era consciente de sus actos y que tenía capacidad plena "para haber actuado de otro modo"

Noemí Martínez Largo, a su salida del Hospital de Jove.

Noemí Martínez Largo, a su salida del Hospital de Jove. / Pablo Palomo

Noemí Martínez Largo, la mujer de 48 años procesada por asesinar a su hija Olivia García, de seis años, tras atiborrarla a pastillas en su piso de la avenida de Gaspar García Laviana, "era consciente de la naturaleza y entidad" de su conducta, "distinguía el bien del mal y tenía capacidad para haber actuado de otro modo". Estas son las conclusiones a las que han llegado los expertos que firman el informe forense para determinar la imputabilidad de esta mujer, que cumple prisión preventiva en la cárcel de Ávila. Y, además, descartan que su conducta hubiera tenido algún condicionante psicopatológico "en el aspecto cognitivo y volitivo". Este diagnóstico, que ya se ha incorporado a la causa, permitirá que la presunta asesina se siente en el banquillo de los acusados para responder por el asesinato de su hija. Nada hace pensar que el caso no concluya con una condena de prisión permanente revisable.

El informe forense, al que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA, también establece otra conclusión importante. Hace alusión a los antecedentes médicos que padecía Noemí Martínez Largo, y por los que llevaba tiempo medicándose con las mismas pastillas que le dio a su hija para matarla, después de que un juez le concediera la custodia de la menor al padre, Eugenio García. Señalan los forenses que esta mujer "sufre desde hace muchos años un trastorno de índole ansioso-depresivo cronificado, aunque con altibajos en su expresión clínica". Los expertos, además, añaden en su informe que ni en la exploración psiquiátrica del día de los hechos –tras ser localizada por la Policía en su casa, junto al cadáver su hija, fue trasladada al Hospital de Jove en ambulancia– ni en la realizada el por los propios forenses el pasado 11 de abril de 2023 –la trasladaron desde el Centro Penitenciario de Ávila hasta el Palacio de Justicia de Gijón para esa prueba– se detectaron signos de depresión mayor.

La documentación forense, enviada al Juzgado de Instrucción, ya está en manos de las partes implicadas en el proceso, es decir, del Ministerio Fiscal, la acusación particular y la defensa. Cabe señalar que Noemí Martínez Largo cuenta ahora con un nuevo letrado, también del turno de oficio. Este era uno de los últimos documentos clave para la investigación judicial del caso (cierto es que la defensa podría solicitar un análisis psiquiátrico privado). El informe oficial que llega justo un mes después de otra de las piezas fundamentales: la autopsia definitiva. Como publicó este periódico, Martínez Largo le dio a su hija una dosis de lorazepam de casi más del triple de lo necesario para acabar con la vida de un adulto, que la mató en cuestión de unas pocas horas. Lo hizo metiendo los medicamentos en un colacao que le dio nada más llegar a Gijón después de recoger a la pequeña en Segovia, en casa del progenitor de la niña.

La investigación judicial, al tratarse de una causa con preso, tiene prioridad para llegar a juicio. A tenor de los hechos, todo apunta a que las acusaciones solicitarán una condena de prisión permanente revisable (la familia paterna ya lo ha dejado claro) cuando llegue el momento de calificar. Cabe señalar que Martínez Largo nunca ha prestado declaración ni ante la Policía Nacional cuando fue detenida ni ante el Juzgado de Guardia por los hechos ocurridos. No obstante, durante la toma de declaraciones de testigos y peritos, y como se publicó tras el crimen, esta mujer sí habló ante los médicos que la atendieron al llegar al Hospital de Jove, y en presencia de los agentes que la custodiaban. Explicó que lo había hecho "porque no quería que su hija estuviera con el padre", como así lo había dictaminado un juez apenas tres días antes del asesinato tras varios años de litigio.

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