Pobre y empleo, un bonomio insoportable

Ricardo Gayol

Ricardo Gayol

No es casual que las reivindicaciones sindicales del pasado 1 de mayo fueran la subida de los salarios y el reparto de los beneficios empresariales.

Sí, porque vivimos una situación social paradójica respecto a otras etapas laborales. Antes, no tener trabajo era un drama y, aún cobrando el desempleo, una verdadera incertidumbre. Eso no ha cambiado, pero lo que sí sucede es que muchas personas trabajadoras siguen siendo pobres y no llegan a fin de mes.

Durante la jornada del pasado 27 de abril, la ONG EAPN España celebró un encuentro profundamente esclarecedor al respecto. Un 10 por ciento de los trabajadores de nuestro país sufren esa lacra de la insuficiencia de sus ingresos para llevar una vida digna. Por cierto, hubo una intervención significada de representantes asturianos. De un lado, el profesor José Antonio Llosa de Educación Social en la Universidad de Oviedo y Víctor García de EAPN Asturias, responsable del Grupo de Empleo de dicha entidad.

Aunque la subida del Salario Mínimo Interprofesional, SMI, hasta los 1080€ ha sido una medida muy valorable, no cabe duda que tampoco alcanza para una cobertura familiar completa, si bien puede suponer un respiro considerable para muchas familias y repercute en el salario de las mujeres, que son quienes más se mueven en ese nivel de ingresos.

Pero lo positivo de esa medida no se corresponde con una subida de salarios consecuente, a través de la negociación colectiva. Es cierto que se están suscribiendo algunos convenios importantes, pero la negociación salarial en su conjunto está paralizada. Mientras tanto, los beneficios empresariales crecen muy significativamente, sin que ello comporte una voluntad clara de la patronal para negociar en los términos adecuados a la situación. Esto puede conducir a una ruptura de la paz social, algo indeseable en este tiempo de dificultad económica global por mor de las diversas crisis concurrentes.En un almuerzo con una asociación de debate sociopolítico el pasado 26 de abril, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, mostró su absoluta frialdad con respecto a esa tensión, siguiendo la hoja de ruta del Banco Central Europeo, que mira poco por la pervivencia económica de las clases trabajadoras, es la imagen clara de esa economía sin alma, que tanto daño causó en las crisis anteriores. Es más, cuando yo mismo le interpelé por su permanente bombardeo contra el escudo social del gobierno de coalición, se limitó a expresar que su función era hacer análisis que advirtieran de los riesgos del gasto social, incluida la subida del SMI, a la que se opuso desde el principio.

Finalmente, el pasado 28 de abril en el Círculo de Bellas Artes de Madrid los líderes sindicales más representativos, Unai Sordo por CC OO y Fernando Luján por UGT, junto con Yolanda Díaz, Ministra de Trabajo, y Enrique Santiago, Secretario General del PCE, como convocante en la previa del Día Internacional del Trabajo, se conjuraron para hacer un verdadero reto a la patronal para que respete el estado social de derecho y se siente a negociar las subidas salariales justas, cumpliendo su función constitucional como agente social dentro de nuestra democracia.

Esa actitud sería un paso decisivo para la solución de este problema de fondo.

Suscríbete para seguir leyendo