Gijón inicia un profundo giro político

La bancada de la derecha, ayer, en el salón de plenos del Ayuntamiento.

La bancada de la derecha, ayer, en el salón de plenos del Ayuntamiento. / MARCOS LEON

Editorial de Gijón

Editorial de Gijón

Tras semanas de negociaciones cargadas de tensión, Carmen Moriyón se aseguró anoche la investidura como alcaldesa de Gijón por tercera vez, tras sus dos mandatos entre 2011 y 2019. Lo será gracias a un doble acuerdo: uno con el PP, firmado el 13 de junio, y otro con Vox, que se ha alcanzado de manera agónica, apenas unas horas antes del Pleno de constitución, que tendrá lugar esta mañana. La ciudad afronta por ello un ciclo político inédito debido a varios motivos. El primero es que tendrá un gobierno tripartito por primera vez en su historia, con todas las incertidumbres que eso conlleva, pues obligará a cada una de las partes a hacer permanentes equilibrios para el desarrollo de sus respectivos programas. Además, será la primera coalición formada por fuerzas del bloque de derechas en el actual periodo democrático. Y, por último, a esta entente se ha llegado en conversaciones lideradas por Foro con los otros dos implicados por separado, por lo que habrá que realizar reajustes cuando toda la maquinaria municipal se ponga en marcha, con el verano ya empezado.

Muchas son las incertidumbres que arroja el nuevo escenario, entre otros motivos, porque dos de los partidos encargados de llevar sobre sus hombros el peso del Consistorio (PP y Vox) carecen de experiencia de gestión en la ciudad. Además, el acuerdo a tres bandas levantó anoche un fuerte impacto entre las fuerzas y las organizaciones progresistas gijonesas, de larga tradición y peso social, que alertaron de un giro ultraconservador por la entrada del partido de Santiago Abascal en las tareas de gobierno. Unos temores fundamentados en medidas como la reelaboración de la ordenanza de Igualdad, el profundo cambio en movilidad o el giro en las políticas de normalización del asturiano que recoge el documento firmado hace escasas horas. Tiempo habrá de saber en qué se concretan estos apartados que, de momento, no pasan de una declaración de intenciones.

Pero, más allá de análisis a bote pronto, los pactos responden a la lógica que arrojaron las urnas del 28 de mayo, cuando la derecha obtuvo 15 concejales, su mayor logro desde la restitución de los ayuntamientos democráticos. Los gijoneses ordenaron en aquella jornada un cambio de rumbo en la ciudad tras cuatro años de coalición entre el PSOE e Izquierda Unida, penalizando a los socialistas con la pérdida de dos concejales (por contra, su socio de gobierno subió uno), sumidos desde hace tiempo en una profunda crisis interna. Podemos también sufrió un fuerte retroceso. Ese dibujo es el que ahora coge color. Comienza una nueva etapa.