Taza y media

Luces antes de tiempo

Eloy Méndez

Eloy Méndez

El empeño en adelantar la instalación de las luces de Navidad casi al final del verano, felizmente frenado por el gobierno local a finales de octubre para evitar la ocupación de espacios públicos destinados a actividades varias, tiene una derivada que atenta contra el espíritu de esta tradición. Que los viandantes contemplen los adornos durante semanas por encima de sus cabezas o reposando en alguna plaza anula su capacidad de sorpresa, por mucho que estén apagados, y los convierte en algo cotidiano en vez de extraordinario, condición básica en el propósito de captar la atención. Por lo tanto, esta extraña costumbre venida a más es extemporánea, pero también contraproducente. En este caso, conviene ajustar las necesidades logísticas al impacto deseado para no dañar el producto.

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