Ucrania: un Ejército ruso a medio gas y una guerra con fecha de caducidad, un mes

El coronel Crespo limita las apetencias de Putin al Donbás, la orilla del Dniéper, la costa y el “objetivo psicológico” de Kiev: “Un ataque nuclear lo veo disparatado”

La ciudad mártir de Akhtyrka, en la región de Sumy. | Pravda Gerashchenko

La ciudad mártir de Akhtyrka, en la región de Sumy. | Pravda Gerashchenko / Luis Ángel Vega

Luis Ángel Vega

Luis Ángel Vega

Los exitosos contraataques ucranianos en torno a Kiev, la pérdida del pleno control sobre Kherson, las dificultades para la toma de Mariúpol y la resistencia de ciudades como Chernihiv, Sumy y Kharkiv dibujan un panorama chocante que nadie hubiese esperado hace un mes, cuando Putin invadió Ucrania. Es como si la resistencia ucraniana hubiese obligado al gigante a hincar la rodilla en la “raspútitsa”, el lodazal que sobreviene al deshielo en las interminables llanuras de la Europa Oriental, como si los tanques rusos, que “no temen al barro”, hubiesen caído en la trampa que enfangó a invasores tan altaneros como Hitler o Napoleón.

Pero quizá no haya para tanto. El coronel retirado Rafael González Crespo, gran conocedor del mundo ruso, sobre el que ha escrito varios libros, y que estrechó la mano del general Serguéi Shoigu un par de días antes de que fuese nombrado ministro de Defensa de la Federación rusa, cree que “Rusia está cumpliendo los objetivos que se había marcado, no creo que estén estancados”, y aunque parece que su Ejercito no está “en plenas facultades”, es más bien que no se ha empleado a fondo. No debe olvidarse que estamos “en medio de una guerra mediática, no se sabe muy bien qué creer y la parte ucraniana maneja muy bien los medios”. A González Crespo le resulta muy difícil de creer que hayan caído seis generales rusos: “¿De verdad estaban ahí, en primera fila?”.

Sobre el mapa, el coronel cántabro, exdelegado de Defensa en Asturias, ve dibujarse claramente los objetivos de Putin: el control de la costa ucraniana, incluida Odesa, “fundada por cierto por un español, Luis de Rivas”; la “liberación” del Donbás y el dominio de la orilla oriental del Dniéper –áreas donde se concentra la población rusófona y “frontera natural entre ambos países”–, lo que implica la conquista de ciudades ahora casi rodeadas, como Kharkiv, Sumy y Chernihiv, o asentadas en el gran río, como Dnipró o Zaporiyia; sin olvidar la entrada en ese “objetivo psicológico” que es Kiev, “donde empezó Rusia”.

La situación de la guerra en Ucrania

La situación de la guerra en Ucrania

Es en pos de esos objetivos que se explica la lucha por la ciudad de Izium, con la que los rusos pretenden alcanzar por la espalda la ciudad de Kramatorsk, clave de bóveda de la resistencia ucraniana en el Donbás, que es ahora el objetivo de la segunda fase de la guerra, según indicó el Kremlin este viernes. “Es lo que siempre ha reclamado, desde 1992”, remarca el coronel Crespo. Otros apuntan sin embargo a que Rusia está replegándose y opta por tragarse el trozo de Ucrania que está en condiciones de digerir.

El otro gran objetivo era romper los límites que ahogaban a Crimea. Por un lado, las conquistas al Norte han permitido que Crimea vuelva a tener garantizado el suministro de agua, y los avances por la costa del mar de Azov, solo interrumpidas actualmente por el batallón del mismo nombre atrincherado en la ciudad mártir de Mariúpol. “En Mariúpol está aplicando la táctica de tierra quemada que ya aplicó en Siria Y la lucha por Kherson y Mikolayiv apunta a un intento de dominar el resto de costa que Ucrania aún mantiene, incluida Odesa.

En cualquier caso, el coronel Crespo cree que la guerra tiene fecha de caducidad, un mes. El límite, cree, es el 9 de mayo, el día de la Victoria, de la Gran Guerra Patria, “en el que todos salen a la calle a cantar ‘Katyusha’. Hacer coincidir lo que fuera con esa fecha entra dentro de lo posible, no puede mantenerse más esta guerra fratricida, que es una guerra civil”, cree Crespo. Pone en cuarentena los considerados grandes logros ucranianos en esta guerra, como el uso de los drones. “Darle un misil o una ametralladora a alguien que pasa por allí no le convierte en soldado. Aunque la mejor opción ucraniana es la guerra urbana o la guerrilla, contra ella no hay Ejército que gane”. Crespo, por último, niega cualquier virtualidad al uso de armas químicas o un ataque nuclear: “No puedes prever que la lluvia radiactiva termine afectando a tu propio Ejército. Es disparatado. A Putin se le ha llamado de todas las maneras, pero tonto no es”.

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