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El empleo en Asturias gira a los servicios: camareros, limpiadores y dependientes disparan los fijos discontinuos

El disparado aumento de los contratos indefinidos en asturias en 2022 se debe en gran medida a la modalidad intermitente, una polémica figura laboral que la ministra de trabajo se ha comprometido a aclarar

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Yago González

Yago González

Manuel Morgalo, de 49 años, lleva tres décadas trabajando en el almacén que tiene Seur en Pruvia, descargando camiones y distribuyendo y controlando los paquetes. Se reparte entre dos turnos: a veces entre las 3 de la madrugada y las 11 de la mañana, a veces desde las 2 de la tarde a las 10 de la noche.

Hace años, Manuel comenzó a compatibilizar su trabajo en la empresa mensajera con servicios puntuales de hostelería en distintos restaurantes. En 2008, un club sociodeportivo de Oviedo contactó con él para que echara una mano como camarero en bodas, fiestas navideñas y grandes comidas dominicales.

Manuel comenzó a colaborar cada vez más con el club hasta que hace siete años, convencidos de su buen hacer, los dueños le contrataron para recurrir a él de forma regular. ¿La solución? Un contrato fijo discontinuo.

En aquel momento ese tipo de acuerdo no llamaba tanto la atención, pero desde hace meses es el centro de una polémica política y académica que enfrenta al Gobierno nacional (en concreto, a su ministra de Trabajo, Yolanda Díaz) con la oposición y con no pocos economistas y expertos en regulación laboral.

Se trata de aquellos profesionales que mantienen el vínculo contractual con su empresa a pesar de trabajar solo en determinados momentos del año.

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El fijo discontinuo es una figura jurídica dentro de la categoría de contratos de trabajo indefinidos. Existe desde hace décadas en el ordenamiento español, pero la última reforma laboral, aprobada hace un año por el Ejecutivo, la ha potenciado.

Manuel es un claro ejemplo: cuando le llama el club para servir en eventos con muchos clientes ("extras", como dicen en el gremio), se le da de alta en la Seguridad Social y se tramita la baja cuando deja de hacerlo.

El contrato le garantiza que la compañía acudirá a él cuando sea necesario y, de no ser así, tendría derecho a una indemnización. Además, si Manuel no tuviera su otro empleo en Seur también podría cobrar el paro en los períodos en que estuviera inactivo como camarero.

Tanto el Gobierno español en general como el asturiano en particular han sacado pecho varias veces por el indudable crecimiento de los acuerdos indefinidos en el año recién concluido.

"En 2022 hemos realizado 9 millones de contratos temporales menos que en 2019, y se han firmado 5 millones de indefinidos más", presumió recientemente el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey.

Esta dinámica también tuvo lugar en Asturias, especialmente en dos de los sectores más demandados. Así, los empleos temporales de camarero se desplomaron más de un 30% respecto a 2021, mientras los fijos experimentaron un espectacular repunte del 500%.

Con los profesionales de la limpieza sucedió algo muy parecido: descenso de casi el 20% en temporales y triplicación de indefinidos. Y tanto cabe decir de los dependientes de tiendas y grandes almacenes.

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La razón está en los fijos discontinuos. De los 13 millones de españoles que terminaron el año con contrato indefinido, unos 830.000 tenían ese tipo de acuerdo.

El PP acusa al Ministerio de utilizar esa variante para "maquillar" los datos oficiales de empleo, ya que, en su opinión, antes de la reforma laboral esas personas eran temporales y, por lo tanto, contaban como paradas en los meses en que no estaban trabajando.

Ahora no es así: un fijo discontinuo puede estar medio año en su casa, cobrando la prestación por desempleo, y estar registrado oficialmente como ocupado.

Esta crítica de la oposición ha levantado cierta polvareda entre políticos y economistas, con dispares interpretaciones. "No creo que el Gobierno esté utilizando deliberadamente la figura del fijo discontinuo para distorsionar la realidad y ocultar cifras de parados", sostiene Florentino Felgueroso, profesor de Economía de Universidad de Oviedo e investigador del centro de estudios Fedea.

Añade el experto: "Lo que sí sucede es que no es posible saber cómo evolucionan esos trabajadores, ya que la única manera de precisar cuándo están trabajando exactamente es mediante la afiliación a la Seguridad Social".

Para calmar las aguas y despejar las dudas, Yolanda Díaz ha anunciado esta semana que su departamento publicará cuántos fijos discontinuos hay en España y cuándo están en activo y cuándo no. "Una vez que esos datos estén disponibles, cada uno podrá hacer su interpretación del mercado laboral y del peso de ese tipo de contratos en la economía", apunta Felgueroso.

En Asturias, al igual que en el resto del país, esta modalidad se ha disparado de forma espectacular: si en 2021 solo se contrataron 1.615, el año pasado fueron casi 21.300. Por lo tanto, cuando el Principado destaca "la importante mejora del empleo estable y de calidad que ha proporcionado la reforma laboral a miles de trabajadores asturianos" (así lo hizo el pasado domingo al difundir los datos cerrados de 2022), y cuando exhibe como gran logro que el número de contratos indefinidos se haya triplicado y alcanzado un máximo histórico (87.915), hay que recordar que casi el 25% pertenecen a esta controvertida categoría.

La inmensa mayoría de ellos trabajaban en el sector servicios. No es una sorpresa, pues la mayor parte de las 282.000 contrataciones totales en la región fueron en la economía terciaria, con actividades muy dadas a la temporalidad como la hostelería, el turismo o los servicios auxiliares de limpieza y mantenimiento.

"Los fijos discontinuos han aumentado en toda España y en actividades muy diferentes (construcción, educación, servicios a empresas...); todo depende de las particularidades de cada comunidad autónoma", explica Felgueroso, que sí destaca que "la economía asturiana se ha ido volcando cada vez más en el sector servicios, a medida que se ha ido dejando atrás la industria".

De hecho, un fenómeno frecuente en la región desde hace décadas ha sido el de antiguos trabajadores de la mina o de la industria que optaron por abrir un bar o un restaurante.

En este contexto, las tres profesiones más demandadas en Asturias en 2022 fueron camareros asalariados (con un total de 43.223 contratos), personal de limpieza de oficinas, hoteles u otros establecimientos (22.925) y dependientes de tiendas y grandes almacenes (14.629).

A continuación, aunque en una magnitud notablemente menor, destacaron profesionales de otros ámbitos, como peones de industria, descargadores de mercancías, profesores universitarios, auxiliares de enfermería, monitores de actividades recreativas o cuidados de niños en guarderías.

Conchita Llano, vecina de Anieves de 58 años, pertenece colectivo de profesionales de la limpieza y los trabajos domésticos: lleva desde octubre contratada los fines de semana en una residencia sacerdotal de Oviedo para labores de higiene y hostelería.

Al margen de su trabajo en domicilios privados durante la semana, se trata de su primer empleo en una empresa en ocho años (previamente había trabajado en un hotel ovetense). "Es un contrato de sustitución, pero me ha venido muy bien en este momento", asegura.

Porque no solo de fijos discontinuos vive la economía...

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