La curiosa inscripción en piedra de una cuadra de Quirós que tuvo que ser tapada con cucho durante el franquismo

Cuatro hermanos de Vil.laxime que acabaron el establo el 9 de junio de 1931, hicieron constar sobre la puerta el nuevo modelo de Estado español en una inscripción

La curiosa inscripción en piedra de una cuadra de Quirós que tuvo que ser tapada con cucho durante el franquismo

La curiosa inscripción en piedra de una cuadra de Quirós que tuvo que ser tapada con cucho durante el franquismo

Roberto F. Osorio

Roberto F. Osorio

El pasado 14 de abril se conmemoró el nonagésimo segundo aniversario de la declaración de la II República en España. En aquella lejana década del siglo XX hubo muchas manifestaciones de alegría en multitud de lugares de España y Asturias. En Quirós también tronaron las descargas de dinamita y los gaiteros sacaron sus instrumentos para celebrar el acontecimiento. Era un municipio de clara tendencia izquierdista, territorio minero e industrial desde mediados del siglo XIX con la siderurgia y las minas de carbón y mineral de hierro.

En esos días en el pueblo minero de Vil.laxime, un centenar de vecinos en una población apretujada de casas, una familia ganadera construía una cuadra para albergar sus vacas. Cuatro hermanos: Mercedes, Modesto, Pepita y Armando Álvarez, todos solteros, con simpatías por las ideas republicanas, se esforzaban acopiando piedras, tejas y madera para levantar el inmueble.

Un cantero del pueblo cercano de Ronderos, Segundo, iba dando forma al edificio. Hasta aquí todo normal en la Asturias rural de aquella década que iba a resultar convulsa y trágica para la vida de todos los españoles.

Vil.laxime conserva la cuadra de la Segunda República

La inscripción republicana cincelada en la piedra. | Roberto F. Osorio / Roberto F. Osorio

Armando decide que esa nueva cuadra demuestre las orientaciones republicanas de sus propietarios y se propone tallar en la sobrepuerta una declaración política clara con su fecha. Durante muchas horas fue cincelando, dentro de una cenefa, unas letras y un motivo con hojas. En la inscripción se puede leer, aún en la actualidad, aunque el establo está en ruinas, "República en España. 9 de junio de 1931". Se puede presuponer que es la fecha de terminación del edificio. Esta pequeña anécdota no pasaría de ahí si no fuera por la historia posterior.

Según el historiador Alberto Álvarez, "en Quirós se asumieron rápidamente las leyes republicanas celebrándose los primeros matrimonios civiles, peticiones de divorcio e inscripciones de recién nacidos sin pasar por la pila bautismal. Pero había un enrarecido ambiente político. La enemistad entre las fuerzas de izquierda y los concejales propietarios venía de antaño".

Fachada de la cuadra de Vil.laxime con la inscripción republicana cincelada en la piedra. | Roberto F. Osorio

Vil.laxime en la actualidad. / Roberto F. Osorio

Todo este clima hostil se reflejaba en la convivencia vecinal y también en el Ayuntamiento. Alberto Álvarez, que está realizando una exhaustiva investigación sobre ese periodo en el concejo cuenta que "la prensa de la época se hizo eco de los conflictos y el Gobernador civil destituyó a diez concejales en el verano de 1933, siendo el alcalde, José María Velasco, suspendido también por el Consejo de Ministros". La Revolución de 1934 y la posterior Guerra Civil exacerbó el enfrentamiento entre bloques y opiniones. El pueblo de Vil.laxime, al igual que otros del concejo y de toda Asturias, aportó jóvenes a los ejércitos contendientes. Hubo más de un centenar de muertos en los frentes de guerra. Al menos cuatro vecinos del pueblo perdieron la vida en combate. Destaca la familia de Evaristo Viejo, que tenía tres hijos alistados, dos en el bando republicano. El otro, Ángel Viejo, que estaba haciendo el servicio militar y quedó encuadrado en las tropas sublevadas, falleció en combate en la provincia de Granada.

Cuando las tropas franquistas conquistaron Asturias en octubre de 1937, la desbandada de republicanos por los montes fue corriente. En Quirós fueron abatidos una treintena de "fugaos" y varios vecinos recibieron palizas para que delataran a familiares que nunca aparecieron.

Las viejas historias de los vecinos mayores, ahora ausentes, recordaban cómo arrastraron por las caleyas del pueblo a una vecina, agarrada por el pelo. Su hermano Liadoro estaba en el monte. Había sido suboficial republicano y se convirtió en un famoso ladrón de Vil.laxime, al que le gustaba disfrazarse de cura o de guardia civil, y de quien decían solo robaba a los ricos, casi siempre con engaños y trucos. En este ambiente se desarrolló la historia posterior de la cuadra republicana.

Vil.laxime conserva la cuadra de la Segunda República

Fachada de la cuadra de Vil.laxime con la inscripción republicana cincelada en la piedra. | Roberto F. Osorio / Roberto F. Osorio

Los elementos de simbología republicana fueron destruidos o suprimidos con la llegada de la dictadura franquista. En los archivos fotográficos se pueden ver a los soldados franquistas quitando placas de calles, banderas, carteles con vinculación republicana. La piedra quirosana, sin embargo, sobrevivió a la destrucción porque las letras quedaron tapadas con barro o "cucho" durante varias décadas.

No se sabe si esta idea partió del propio tallista, Armando, o del marido de su hermana Mercedes, Amador García, quien había formado parte del Ejército republicano en el frente del puerto de Ventana y recibió dos balazos en otro frente. Fue el dueño posterior de la cuadra y durante años recogió allí sus ganados. Para evitar represalias pudo haber tapado aquella declaración política y mantuvo en buen estado aquella máscara salvadora durante toda esa época.

Esta solución no hubiera servido para nada sin el silencio cómplice de los vecinos, de ambos bandos. Todos conocían la ubicación y el texto de aquella creencia política pétrea. Y, sin embargo, nadie durante décadas delató a esa familia. La unión vecinal que en muchos pueblos se rompió con la Guerra Civil permaneció intacta en la localidad quirosana de Vil.laxime. Quizás esa unidad venía gestando desde muchas generaciones anteriores, en el siglo XIX, habían construido un refugio comunitario para esconder sus escasas joyas o dineros durante las guerras carlistas. Un pozo disimulado en una huerta servía para poner a salvo las míseras pertenencias de la rapiña de las partidas carlistas que merodeaban por aquella zona. Los favores recíprocos entre vecinos fue tejiendo una red de amistad y colaboración que permaneció durante aquellos decenios convulsos, oscuros y donde muchas historias se silenciaron por las buenas o por la represión.

Armando Álvarez es el segundo por la derecha en la fotografía de grupo. Debajo, retrato de Armando Álvarez. Bajo estas líneas, Vil.laxime  en la actualidad.

Armando Álvarez es el segundo por la derecha en la fotografía de grupo. / Roberto F. Osorio

Otra curiosidad de esta historia es que Armando Álvarez fue el encargado de elaborar una talla en madera de la advocación religiosa del pueblo, Santolacha o Santa Eulalia, para sustituir a una imagen antigua y mal estado. Hay que reconocer, haciendo una comparación, que se daba más maña con la piedra que con la santidad.

Con la llegada de la democracia los dueños eliminaron aquella capa de barro y estiércol y resucitaron aquella piedra republicana en el dintel de la cuadra. Los vecinos actuales del pueblo conocen esta vieja historia y sus antepasados también. Como en todos los pueblos había distintas tendencias políticas, pero nadie reveló en aquellos años convulsos el secreto que guardaba aquella cuadra. Solidaridad vecinal que hizo pervivir un trozo pétreo de historia. Ahora permanece olvidada, a medio kilometro del pueblo, rodeada de malezas y acompañando las ruinas del edificio. Testigo mudo de otro siglo, de otros tiempos.

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