análisis

Asturias necesita ser más competitiva pero choca con el pequeño tamaño de sus empresas

La escasa presencia de compañías con más de 250 trabajadores, el incremento del empleo público frente al privado, que cae, y la burocracia lastran la posibilidad de mejora de la economía regional

Asturias necesita ser más competitiva pero choca con el pequeño tamaño de sus empresas

Asturias necesita ser más competitiva pero choca con el pequeño tamaño de sus empresas

Abel Fernández Decano presidente del Colegio Profesional de Economistas de Asturias

Uno de los mayores problemas de la economía asturiana, española y, me atrevería a decir, europea, es la competitividad, por delante incluso de la inflación.

El informe elaborado y presentado por el Consejo General de Economistas de España denota un comportamiento de la economía de nuestra Comunidad Autónoma que resulta preocupante, al ser la que peor calificación obtiene de las diecisiete autonomías. Es la única región que no cambia con respecto a 2021, en contraposición a otras, como Andalucía, Islas Baleares, Canarias, Galicia o Extremadura, en las que el crecimiento es intenso y claramente superior a la media nacional.

El Índice de Competitividad Regional (ICREG) se configura a partir de la agregación de un importante número de variables e indicadores socioeconómicos relacionados con la competitividad (54) que posibilita su medición indirecta, así como su análisis estático y dinámico. Estas variables se integran en siete ejes competitivos, a saber: entorno económico, mercado de trabajo, capital humano, entorno institucional, infraestructuras básicas, eficiencia empresarial e innovación.

De las principales evidencias del informe cabe destacar:

  • El Principado de Asturias desciende al nivel bajo de competitividad relativa en 2022, siendo la única región que muestra un comportamiento plano (sin cambio) en el índice agregado (pasamos del nivel medio-bajo al nivel bajo).
  • La mayoría de los ejes presentan un comportamiento desfavorable o sin cambios (en cuatro de siete), creciendo solo en el referido de Innovación, aunque a una tasa inferior a la media.
  • La evolución es desfavorable en tasa de ahorro, tasa de paro juvenil, formación continua, déficit, dinamismo empresarial y mujeres empleadoras, así como en I+D empresarial.

Es importante destacar de este informe, el análisis que se hace de la competitividad y la eficiencia empresarial, donde se manifiesta la capacidad que tienen las regiones de proporcionar un entorno favorable a las empresas para contribuir a un mayor crecimiento de la economía. Existen múltiples factores que inciden en las empresas: su organización, el sistema de financiación, el entorno institucional, el grado de internacionalización, o la intensidad tecnológica, pero existe una característica común a todas las Comunidades, y es el tamaño de nuestras empresas, que suele ser de muy reducida dimensión. La mayoría tienen menos de 250 trabajadores y, en el caso de Asturias, el 96,38% son autónomos o microempresas (de uno a nueve empleados). Este hecho es una desventaja competitiva, puesto que limita las mejoras de productividad y dificulta la expansión de las empresas en los mercados internacionales. Como prueba de cómo el tamaño incide en la productividad, diremos que el valor añadido por trabajador en las microempresas (de 1 a 9 empleados) es de 33.461 euros; en las pequeñas empresas (de 10 a 49 empleados) de 50.664 euros y en las grandes empresas (más de 250 empleados) de 67.550 euros.

Las empresas, en general, necesitan de un entorno que favorezca su creación y estimule su crecimiento; en este sentido sería necesario que todos aquellos proyectos e iniciativas empresariales contasen con unos procedimientos administrativos ágiles –la excesiva burocracia es un gran lastre– para ser competitivos en una economía tan dinámica como la actual. Asturias necesita expandir sus mercados; tiene que abrirse más a los mercados exteriores, tanto nacionales como internacionales, ya que el interno es muy reducido. Somos conscientes del esfuerzo que esto conlleva, ya que el tamaño de nuestras empresas penaliza mucho este reto. Por eso es tan importante la comunión entre nuestras unidades productivas, las organizaciones que las representan y las administraciones; éstas deben dotar de infraestructuras y medios a nuestro territorio, propiciando la llegada de las nuevas tecnologías a las zonas rurales, a fin de fijar población y atraer nuevas inversiones.

Asturias es una región muy envejecida, con un alto porcentaje de población jubilada (el más alto de España) respecto de la población activa, percibiendo unas prestaciones que la dotan de un "colchón social", lo que se traduce en unas rentas disponibles superiores a la renta primaria derivada del proceso productivo.

Otro hecho que, desde mi punto de vista, también tiene incidencia en los resultados, es el incremento del empleo público en los últimos años, un 16%, frente a una reducción de un 15% de asalariados en el sector privado. Sería deseable un mayor crecimiento en este último.

Si bien es cierto que todos estos datos nos inducen a cierto pesimismo, también es cierto que contamos con potencialidades que no pueden ser desaprovechadas, tales como las empresas del metal, agroalimentarias, riqueza forestal, turismo… Además contamos con un gran patrimonio natural y cultural. A esto se añade la mejora en las infraestructuras con la llegada del AVE, que nos abre unas posibilidades de encarar el futuro con visos de éxito, revertiendo la tendencia que indica el informe. Nos encontramos en un momento decisivo para cambiar esa dinámica. El hecho de disponer de recursos como son los fondos Next Generation, en los que uno de sus fines consiste en financiar nuevos sistemas productivos, supone una gran oportunidad. Pero, me pregunto: ¿están llegando estos fondos europeos al empresario asturiano? Vuelvo a recordar que la estructura empresarial de nuestra región está formada fundamentalmente por microempresas y PYMES, y, si estos fondos no llegan, aunque sea de manera indirecta, habremos perdido la mejor oportunidad para desarrollar nuestra economía. Debemos mentalizarnos y llegar al convencimiento de que debemos cuidar de nuestras empresas, porque son las que generan riqueza.

Nos encontramos con un cambio de escenario inminente, caracterizado por lo que van a suponer los nuevos métodos de producción, las nuevas tecnologías, la digitalización y los desafíos medioambientales; tenemos que hacernos a la idea de dejar de "vivir de lo que fuimos" y afrontar una nueva realidad que nos obligará a llevar a cabo reformas y poner en marcha ideas innovadoras.  

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